LA ÚLTIMA JULES RIMMET
México fue testigo de la última entrega de la Copa Jules Rimmet; fue en la gran final de la Copa del Mundo México 70, el estadio Azteca albergó a 107,000 aficionados para entregar por última vez el que fue el primer trofeo de las copas mundiales.
Para fortuna del futbol ganó el equipo que mejor lo jugó a lo largo del torneo, un equipo que siempre fue acompañado por el espectáculo y las bondades del balompié.
La tarde nublada del 21 de julio de 1970, saltaron a la cancha 22 hombres dispuestos a defender más que un resultado, había de por medio dos estilos completamente opuestos de practicar el futbol y más allá de eso, la Jules Rimmet, que sería definitivamente y no prestada por quien ganara.
Italia y Brasil habían sido ya campeones en dos ocasiones previas; los europeos se impusieron en su propia casa en 1934 y en Francia en 1938; Brasil se coronó por primera vez en Suecia 1958 y repitió en Chile 1962.
Aquel juego en el Azteca suponía la presencia de los consentidos de la afición, los brasileños habían ganado el cariño de los mexicanos, sobre todo por el lindo estilo de juego y por la creatividad de Pelé, el rey del futbol, que formó junto a Jairzinho, Gerson, Tostao y Rivelino una de las mejores delanteras históricas.
El balón, siempre agradecido con quienes le tratan bien, acompañó a la selección verdeamarella; el primer gol del partido fue anotado al minuto 17 por Edson Arantes do Nascimento ?Pelé?, remató de manera espectacular un centro por todo lo alto tirado por izquierda por Rivelino.
Brasil jugaba con amplitud en la cancha, en tanto que Italia se confiaba con su clásico ?Catenaccio? con su 4-4-2 y apostando a la potencia de sus atacantes Riva y Boninsegna, quien aprovechó un descuido de Clodoaldo que perdió un balón y así emparejó los cartones previo al descanso.
Italia apostaba a sus contragolpes, en tanto que Brasil regresó a la cancha, luego de la motivación que el entrenador Mario ?Lobo? Zagallo les dio en la plática del medio tiempo, con nuevas inspiraciones y ganas de explayar todo el talento contenido en sus pies.
Brasil no mostraba la espectacularidad con que habían conquistado su título ocho años atrás y es que los italianos eran maestros de la defensa, pero con la paciencia de Zagallo el equipo esperó la debilidad física de los italianos que se desfondaron ante la habilidad y el presionar constante de los cariocas.
Gerson, considerado el cerebro de aquel equipo marcó el 2 por 1, así abrió la brecha tomada por los brasileños para el festejo que inundó Río de Janeiro, adelantando el carnaval.
Los italianos veían cómo el balón era paseado de una esquina a otra del campo por los brasileños, de nueva cuenta haciendo sociedad con la esférica anidaron el tercer gol, el peligroso Jairzinho se hizo presente y la cuenta la vino a cerrar el capitán Carlos Alberto.
El marcador indicó una diferencia notable, misma que denotó el gusto por el futbol vistoso, alegre y ejemplar de los brasileños, ante el sistemático actuar de la defensiva italiana que terminó siendo doblada.
Brasil se coronó campeón por tercera ocasión, además regresó la esencia del futbol a las canchas: el gol.
Aquel equipo brasileño era compuesto por Félix, Carlos Alberto, Piazza, Brito, Everaldo, Clodoaldo, Gerson, Rivelino, Jairzinho, Tostao y Pelé. De ellos, siete estuvieron elegidos en el equipo ideal de la competencia.
La escuadra azurri había dejado en el camino a México y a Alemania, pero en la gran final, Brasil se adueñó ?para siempre? de la Jules Rimmet.
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