NIKI LAUDA; INTRÉPIDO AL VOLANTE
Aun sin saber de dónde le llegó, Niki Lauda es un apasionado del volante; a pesar de la inconformidad en su casa por esa pasión, él se decidió a explayar aquel gusto sobre los coches conquistando tres títulos mundiales en la Fórmula Uno.
El antes piloto austriaco y hoy empresario exitoso, Andreas Nicolaus Lauda, nació un 22 de febrero de 1949 en Viena, Austria, en el seno de una familia acomodada que nunca accedió a los caprichos del muchacho que sí aprovechó a la perfección los conocidos familiares para hacerse de sus primeros juguetes con ruedas, que a la postre le llevaron a las mejores pistas.
En base a luchar y manejar con inteligencia su coche, Niki se hizo de un nombre dentro de la máxima categoría, hoy, su nombre aparece en las páginas doradas de la Fórmula Uno, se coronó en tres ocasiones, 1975 y 77 con Ferrari y 1984 con McLaren; en 1995 fue incluido al recinto de los inmortales en el automovilismo, el International Motorsports Hall of Fame.
Su gusto por el volante rápidamente hicieron que la química con la familia se perdiera, no comulgaban con sus ideas, pero el chamaco tenía muy clavado el orgullo de manejar a gran velocidad; a los 15 años de edad se compró su primer coche, fue un VW Cabrio, con él entendió al derecho y al revés la mecánica de un auto.
En 1968 tuvo su primera carrera, la adrenalina sólo provocó que el vicio se arraigara más, para el año siguiente su talento lo llevó a ganar cuatro carreras de manera consecutiva en la Porsche 908, su hábil manejo y estupenda audacia llamaron la atención de los dueños de escuderías, por eso no fue muy difícil su incursión en la Fórmula Tres y luego en la Dos, hasta que compró su asiento en el equipo March de la Fórmula Uno, compartiendo equipo con Ronnie Peterson.
Su primer año en Fórmula Uno fue en 1971 con March, con quienes estuvo dos temporadas, luego pasó a BRM para ocupar la posición 17 en su tercer año, pero Luca Montezemola, de la escudería Ferrari fue el hombre visionario que lo llevó a la escudería del cabalino rampante.
En 1974 su primer año con los rojos fue cuarto de la clasificación y al año siguiente fue simple y sencillamente el más rápido, el más capaz y el campeón del mundo, la escudería italiana no se había equivocado.
La siguiente temporada fue nuevamente de éxitos para Niki, corría a gran velocidad, también aquella tarde del primero de agosto, cuando en el circuito inglés de Nurburgring, al salir de la curva “Karrussell” impactó su coche y su alma contra el muro de contención; el impacto hizo que perdiera su casco y el coche se incendió sufriendo graves quemaduras en el rostro que le acompañaron hasta su regreso.
Aquel pequeño despiste, sin duda hicieron de Lauda un piloto más atinado y certero en su conducción, también más precavido, pero igual de intrépido al volante, la velocidad la tenía en los pies y en el corazón; pronto se recuperó, en seis semanas volvió para las últimas carreras de 1976, sumó puntos al por mayor pero sólo alcanzó para terminar la temporada en el segundo lugar, un punto detrás del campeón.
El siguiente año, con el ardor del accidente y el deseo de recuperar su cetro, simplemente volvió a dominar las carreras y cosechó podios, poles y sobre todo banderas a cuadros, varias de sus 26 históricas fueron ese año, por lo mismo alcanzó su segundo título en 1977.
Las siguientes dos campañas las corrió en el equipo Brabham, quedando cuarto y decimocuarto, respectivamente, su mente corría más por los aires que en la tierra, estaba centrado en su nuevo negocio, Lauda Air, una compañía aérea a la que le dedicó su tiempo y vida hasta retirarse de los coches para volver en la temporada 1982, cuando McLaren tentó sus ansias y le puso el volante en las manos, estando ahí no tuvo más que regresar a los primeros lugares, quedando quinto en el ’82 y décimo un año después, pero 1984 fue el regreso del viejo Nicolaus, el tercer campeonato de su carrera; todavía manejó la siguiente campaña siendo décimo al terminar la misma; sus números finales recuerdan 170 carreras iniciadas, 16 triunfos, 24 poles, 420.5 puntos, 41 carreras lideradas, 1,623 vueltas de líder y 54 podios.
Niki Lauda será un testigo eterno del automovilismo, un feroz rival en las pistas y un extraordinario conocedor del coche, todo gracias a seguir el sueño que de niño un día imaginó.