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Xóchitl Gálvez

Miguel Ángel Granados Chapa

También por implicaciones electorales, aunque de otra dimensión y de otro modo, el presidente Fox podría perder en las próximas semanas una colaboradora cercana, si el 16 de este mes la ingeniera Xóchitl Gálvez acepta la propuesta del Partido Acción Nacional, para ser candidata a gobernadora de Hidalgo. La Comisionada nacional para el desarrollo de los pueblos indígenas nació en Tepatepec, cabecera del municipio de Francisco I. Madero, en el centro de aquella entidad.

Aunque su formación y desempeño profesional han ocurrido fuera de su tierra natal, ha permanecido vinculada a ella de varios modos, entre otros la Fundación Porvenir, fundada y fondeada por la posible candidata.

Apenas se esbozó su postulación por el PAN, un sector del PRD manifestó su disposición a ofrecerle también su apoyo. Si se concertara una coalición de ambas fuerzas en torno de esa candidatura, sería posible acabar con la hegemonía priista que de tantas maneras ha dañado a los hidalguenses.

Hace seis años fue imposible esa alianza y Acción Nacional se dejó engatusar por un cantante de medio pelo, metido después en aprietos con la justicia, que enseñaba la oreja tricolor no obstante su atuendo albiazul. Su candidatura, que salió avante con trampas reconocidas una vez por el comité nacional panista pero admitidas cuando las cometió por segunda vez, impidió la coalición y con ello una victoria opositora que ahora podría convertirse en realidad.

Aquel falso panista se pasó en 2000 a la campaña de Francisco Labastida, con lo que hizo aún más notoria su condición de quintacolumnista en Acción Nacional. Si aprendió la lección, el PAN debería abrirse ahora a consumar una coalición y aun decidirse a promoverla, a diferencia de lo ocurrido hace seis años. Si bien la ingeniera Gálvez no es miembro de ese partido, su condición de alta funcionaria del Gobierno Federal panista ha suscitado el interés de ese partido por promoverla, falto como está de figuras dotadas del atractivo excepcional que se requiere para ganar una gubernatura en una entidad tan sujeta al voto priista que los 18 diputados locales de mayoría y los siete diputados federales son miembros del tricolor.

Aunque los comicios para renovar el Poder Ejecutivo en Hidalgo no ocurrirán este año, sino en febrero del próximo, están ya en curso los preparativos para el proceso. El PRI reunió doce precandidatos para establecer las reglas de selección del candidato, no obstante lo cual los dos más conspicuos aspirantes se reunieron posteriormente para pactar sólo entre ambos. Uno de ellos es el presidente de la Fundación Hidalguense, Gerardo Sosa, que controla con ánimo de dueño la Universidad local, de la que desprendió aquel organismo civil desde donde hace campaña hace mucho tiempo.

Sosa anunció que su contendiente Miguel Ángel Osorio Chong había aceptado la consulta pública como método electoral interno, lo que el diputado federal desmintió de inmediato. Lo sorprendente fuera que en efecto aceptara tal mecanismo, cuando que la candidatura de unidad —vulgo dedazo— es la que conviene a su interés, pues ostenta la condición de candidato del grupo dominante. Aunque cuente con este apoyo, Osorio Chong podría correr la suerte de los veracruzanos Miguel Ángel Yunes y Tomás Ruiz, que se frustraron como aspirantes al Gobierno de su entidad entre otros factores porque su cercanía con Elba Ester Gordillo, fue privilegio convertido en peso muerto que les impidió emprender el vuelo.

Ante el riesgo de que entre esos precandidatos principales se genere una fricción que dañe al PRI, se abre paso la posibilidad de un tercero en discordia, que podría ser el senador Ernesto Gil Elorduy, si se acepta un aspirante con relativa independencia de los factores dominantes. Si ellos imponen su parecer, el candidato podría ser el ex diputado Omar Fayad, responsable local de desarrollo agropecuario, o de plano José Antonio Rojo García de Alba, que representaría la continuidad sanguínea directa de una familia que reina en la entidad desde los treinta.

Aunque este fin de semana grupos perredistas se reunieron para delinear la candidatura de Miguel Ángel Peña, en el partido del sol azteca las tendencias dominantes y los intereses más crudos harían candidato al ex priista José Guadarrama, cuya postulación haría reventar al PRD. El segmento contrario a Guadarrama aceptaría, cuando no de buen grado sí como un mal menor la coalición con el PAN si la candidata es la ingeniera Gálvez, algunos de cuyos familiares en Tepatepec militan en el partido negro y amarillo.

Su primo el profesor Víctor Gálvez, dirigente de la disidencia magisterial, fue un eficaz alcalde de su municipio. Se requeriría la combinación de memoria corta e intereses largos para imaginar que una coalición opositora fuera encabezada por Guadarrama (que contribuyó con fraudes a derrotas del PRD y el PAN en elecciones de Michoacán y Yucatán). En cambio y dado un antiguo vínculo político entre ambos, hasta sería posible que con realismo Guadarrama diera su apoyo a Gálvez.

Xóchitl Gálvez se graduó en la Facultad de Ingeniería de la UNAM y se especializó en edificios inteligentes. Fundó y dirigió su propia firma de consultoría en esa materia, High Tech. Dos veces sucesivas, en 1994 y 1995 fue designada La empresaria del año y el Foro Economico Mundial, de Davos, la incluyó entre los 100 líderes globales del mundo futuro. Si acepta ser candidata y lo es de una coalición PAN-PRD, contará con miles de votos (entre ellos el mío).

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