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Y qué nos importa todo/Estrictamente personal

Raymundo Riva Palacio

¿Que un meteorito pasó peligrosamente cerca de la Tierra? ¿que nuestros gobernantes no terminan de ponerse de acuerdo y viven gritándose unos a otros? ¿que hay partidos que están amenazando con despertar la violencia si no se hace su voluntad? ¿que si los mazahuas están en el umbral del pie de guerra? ¿que si falta empleo, agua, vivienda, seguridad? Qué importa; los mexicanos vivimos felices.

Sorpréndase

Los mexicanos somos uno de los pueblos que más satisfechos estamos con nuestra vida, de acuerdo con un reporte sobre tendencias de felicidad que registra los niveles de satisfacción en 73 países, elaborado por R. Veenhoven, de la Universidad Erasmo en Rótterdam y que ha estudiado el fenómeno durante medio siglo. ¿Nos apremiamos? ¿nos angustiamos? Por lo que dice el estudio, pura palabrería la de nosotros, porque sí estamos contentos con nuestra vida dígase lo que se diga.

No hay nadie más contento en América Latina que los mexicanos. De cada diez mexicanos, 7.3 se declara feliz, que son tres centésimas de punto arriba de lo que declararon brasileños y costarricenses y muy arriba de los bolivianos y ecuatorianos, los más infelices de los 18 países estudiados en la región, donde sólo la mitad de sus habitantes viven contentos.

Pero no sólo ponemos buena cara a nuestras fortunas e infortunios. Según el documento, somos, los mexicanos, el onceavo lugar en el mundo entre los más contentos. Estamos empatados con Australia, el país que en realidad es un continente en sí mismo y con Alemania, un pueblo privilegiado en su mente y talento, y que es una de las economías más fuertes del planeta.

Estamos debajo de Suiza, la confederación en las faldas de los Alpes famosa por sus relojes, chocolates y secrecía bancaria, donde 8.1 de cada diez suizos se dicen felices; de Dinamarca y de Malta, un país cuyos habitantes tienen resuelta la vida desde que nacen y una isla para excéntricos que buscan en el Mediterráneo un refugio, que están una décima de punto debajo de los suizos; de Islandia, que es una isla a 360 kilómetros del círculo polar ártico construida sobre lava, e Irlanda, cuya campiña eternamente lluviosa aporta un espectacular hábitat, donde 78 por ciento de sus habitantes dicen estar muy satisfechos con la vida.

Nos supera también Ghana, el único país tercermundista que nos aventajó, donde el estudio reconoce su extrañeza de que este país africano que fue colonia francesa, afirme, en un 77 por ciento de su población, que están satisfechos con la vida. Felices, en orden descendente, se encuentran los holandeses y los habitantes del Gran Ducado de Luxemburgo, los canadienses, los finlandeses, los noruegos y los estadounidenses, que apenas superan por una centésima a los mexicanos por cuanto a felicidad. Casi estamos empatados en satisfacciones lúdicas, espirituales y materiales con nuestros socios en el Tratado de Libre Comercio, pese a lo asimétrico de nuestras economías y la eterna percepción que vivimos anhelando el viejo sueño americano.

Sobre el resto del mundo, ni hablar. Vivimos más felices que los ingleses con todo y su Reina Isabel II, que los franceses y su historia, o los españoles que nos ven como si hubieran encontrado nuevos tesoros en nuestras tierras. Por supuesto, ni compararnos con Rusia, Georgia, Armenia, Ucrania y Moldavia, todas ex repúblicas soviéticas, que se encuentran en los cinco últimos lugares de la lista y que son ahora naciones independientes que viven en medio del terrorismo, asolados por mafias y en constantes problemas económicos donde sólo un puñado se han vuelto multimillonarios a costa de millones de pobladores en aquella región euroasiática.

La encuesta es muy amplia y toca minuciosamente diferentes categorías, algunas existenciales meramente, otras familiares, unas más que tienen relación con su entorno y pocas vinculadas con sus gobernantes. De cualquier forma y parecería una paradoja, todos los indicadores que incluye el estudio están determinados por la forma como gobiernan los líderes.

Los mexicanos, a los cuales se les comenzó a aplicar el estudio en el decenio 1966-1975, han ido gradualmente sintiéndose más contentos. En otra variación del estudio, donde se amplía a 90 naciones, se pregunta cuántos años felices han vivido. Sí, en efecto, también estamos en la parte alta de los muchos años felices que vivimos: el lugar 16.

Según las tendencias, sobre nuestra expectativa de vida de 72.2 años, vivimos felices la friolera de 54.2 años. Los suizos, con 62.9 años de vida feliz (de 78.6 promedio que viven), nuevamente encabezan la lista. Arriba de los mexicanos están, por orden alfabético, los alemanes, belgas, británicos, canadienses, colombianos, daneses, estadounidenses, holandeses, islandios, irlandeses, luxemburgueses, neocelandeses, noruegos y suecos. ¿Motivo para festejar lo felices que somos? No necesariamente. Pero esta tendencia sobre lo que pensamos de nuestra felicidad, el número de años promedio que vivimos felices, nos debe llevar a la reflexión. Lo que sentimos y sacamos del fondo, no necesariamente coincide con la forma como actuamos y nos expresamos. ¿En dónde está nuestra hipocresía? Que cada quien, en todo caso, lo piense y se evalúe.

rriva@eluniversal.com.mx r_rivapalacio@yahoo.com

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