En México, como en muchos otros países, a la mujer, por ser considerada como el pilar de la familia, se le alecciona para que siempre se conduzca de manera tal que la unidad familiar siempre esté asegurada contra cualquier atentado a su integridad. Por eso, a ella y solamente a ella, se le inculca desde pequeña que debe ser dulce, sumisa y sacrificada, pase lo que pase y que permanezca inalterable a pesar de las injusticias que se cometen en su contra y también se le ha obligado a creer que estas actitudes son instintivas, propias de toda mujer que se precie de serlo y a que se sienta culpable si rompe alguno de estos patrones establecidos. Como a la mayoría de las mujeres no les gusta ser ?tan? diferentes, casi todas ellas tratan de adaptarse a la ?normalidad? aunque no estén de acuerdo con sus parámetros.
Desafortunadamente, todavía la gran mayoría de los hombres consideran a la mujer tan solo como un instrumento para la procreación, el bienestar y muchas veces, hasta de la manutención de todos los congregados en el techo de su hogar. Si la mujer reclama y exige su derecho a ser tratada con las mismas consideraciones que se le tienen a los varones, se le recrimina y se le pregunta ?¿dónde está tu instinto femenino??. Este ?instinto femenino?, coloca a la mujer en desventaja y le otorgan el ?privilegio? de convertirse en mártir. Aun hoy, cuando las mujeres tienen amplias posibilidades de seguir conquistando el mundo del trabajo, se les hace sentir culpa por interrumpir por unas horas el cuidado de sus hijos, para ir a trabajar. Por lo tanto, tiene que recuperar el tiempo que permanece fuera de su hogar multiplicando sus actividades cuando se encuentra en él, supervisando y ayudando en las tareas escolares, haciendo la limpieza, sirviendo alimentos, cuidando hasta el más mínimo detalle de la casa y escuchando, aconsejando, apapachando y consolando a los demás miembros de la familia incluyendo hasta a las mascotas, si las hay.
En su libro ?Los diez errores más comunes de las mujeres?, Harvey Hamilton hace referencia a una serie de ?instintos? que encadenan a las mujeres y no las dejan ser, condicionándolas además a que actúen más de acuerdo a quienes las rodean que de acuerdo a lo que ellas quieren para si mismas. Esos diez ?instintos? son: el instinto de complacer a los demás, el instinto de la dulzura, el de la compasión, el de la obediencia, el del sacrificio, el de la culpa, el de aceptar las injusticias, el de la obligación, el de la dependencia y el de la emotividad. En este libro que toda mujer debería leer, Harvey explica con suma claridad cada uno de los diez errores y da sugerencias para superarlos haciéndolos a un lado. El libro está enriquecido con elocuentes ejemplos que no dejan lugar a dudas del efecto negativo que la práctica de estos ?instintos? producen en las mujeres y da la pauta para que se puedan evitar indicando las ventajas que ello representa.
En lo que se refiere al ?instinto? de complacer, el libro indica que la mujer siempre antepone a sus deseos los deseos y las opiniones de los demás sin ocuparse de los suyos propios siendo esto una carga que además de pesada, es injusta. Hace unas semanas, por ejemplo, mi esposa y yo comentábamos el caso de una amiga que se encuentra desde hace varios años en una situación de injusticia al tener que soportar los malos tratos de su marido el cual además, a pesar de estar en condiciones físicas de muy alto riesgo, no se quiere ni tantito y continua abusando de su cuerpo, bebiendo, comiendo y fumando sin hacer caso a las recomendaciones en contrario de los médicos. Una persona como ésta, que no se quiere a sí mismo, difícilmente querrá a alguien más. Nuestra amiga tiene la cualidad de ser muy emprendedora y tiene una sorprendente facilidad para crear negocios y hacerlos prósperos y posee además una buena dosis de carisma y empatía que le abren las puertas de cualquier actividad que emprende, sin embargo, su esposo la frena evitando que ella se realice y que desarrolle todas sus capacidades al cien por ciento. El instinto de complacer, la frena para tomar la decisión de emprender el vuelo sola pues teme lo que las demás personas pensarán de ella si abandona al abusivo e indolente de su marido para aplicar todo su potencial como mujer y de esa manera tener acceso a una vida plena que de otra manera no alcanzará al vivir en las condiciones en las que actualmente se desenvuelve.
Es común todavía que las mujeres independientes que se guían por su maravilloso cerebro y lo utilizan para su propio beneficio y el beneficio de los demás, todavía sean vistas con lástima o desprecio. Hay mujeres que se deciden a obedecer su buen sentido y son incapaces de actuar para complacer a otros si ello significa apartarse de sus derechos, que no se comportan dulcemente si las circunstancias exigen firmeza; mujeres que no obedecen ciegamente a nadie ni se sienten culpables de amarse a sí mismas porque además de esa misma manera que ellas se quieren a sí mismas, en esa misma medida ofrecen su afecto. Aunque tienen muchas cualidades que adornan su persona, este tipo de mujeres tienen que soportar las miradas por encima del hombro de muchos de sus compañeros de oficina que las califican mínimo de ?raras? y que aumentan su desprecio hacia ellas solo porque no se tragan el cuento de que son menos mujeres porque no se comportan como el resto. Después de que escribí los artículos ?Las ejecutivas del año? y ?La sonrisa de Mona Lisa?, un amigo me decía con toda seriedad: ?ya no le muevas a las viejas, ya no las aguantamos, no les des cuerda?. No es cuestión de darles o no cuerda, debemos ampliar nuestro criterio para asimilar las ideas del siglo XXI, para que mujeres y hombres, juntos, aportemos lo mejor de cada uno para afrontar todos los retos con éxito. Afortunadamente cada vez hay más ?rarezas? de ésta clase y cada vez, más mujeres se apartan de estos ?instintos femeninos? viviendo su vida sin remordimientos. Las mujeres son dueñas de su destino y tienen todo el derecho de conducir el automóvil de su vida en la dirección que les convenga sin que esto signifique que sean anormales, egoístas o ?raras?.
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