China, el país más poblado del mundo, alcanzó el martes cuatro de enero una población oficial de 1,300 millones de personas, según los medios estatales.
Esta cifra la contemplan algunos pesimistas como un gran lastre que debió haber sido paliado a través de la intensificación de la política de hijo único desplegada desde hace un cuarto de siglo por el Gobierno chino, pero paradójicamente esa misma cifra poblacional es tomada por casi la generalidad de los economistas y sociólogos del mundo para sustentar el gran potencial que se avizora tendrá China como primera potencia mundial en este siglo XXI, al incidir a través de la educación y la productividad en el crecimiento económico de tal volumen de personas.
La agencia de noticias Xinhua haciendo eco a las posiciones pesimistas acreditaba que la política antinatalista sólo ha retrasado cuatro años la llegada del chino 1,300 millones y que se prevé aumentar la población en diez millones de personas cada año, que no planea aflojar la política de hijo único, a pesar de los problemas que ello está conllevando como son la baja tasa de natalidad, el envejecimiento de la población, la masculinización galopante de su población y sobre todo la violación flagrante de los derechos reproductivos de millones de familias chinas, con el consiguiente atentado contra la dignidad de esas personas.
Respecto del tercero de los problemas enunciado, podríamos decir que de seguir la tendencia actual el 20 por ciento de los jóvenes se va a quedar soltero. El ministro encargado de Población y Planificación Familiar, Zhang Wiqing ha afirmado que este hecho podría ser una amenaza a la subsistencia del derecho de las mujeres, debilitando la estabilidad del matrimonio y de la familia, podría causar el incremento de aventuras extramatrimoniales y delitos como el tráfico de seres humanos. La razón es que el número de niños supera en 13 millones al de niñas entre la población menor de nueve años.
También en la India se constata una disminución importante en el porcentaje de población femenina con respecto a la varonil. Si en 1991 había 945 mujeres por cada 1,000, en 2001 sólo 927. Las familias prefieren tener varones porque éstos pueden contribuir económicamente al mantenimiento del hogar, mientras las mujeres, que para casarse tienen que pagar la dote, constituyen una carga para la familia.
A pesar de haberse prohibido hacer ecografías para conocer el sexo del niño, como parte de esta política dictatorial demográfica, muchos matrimonios lo hacen provocando un mayor número de abortos de niñas concebidas.
Con 1,029 millones de personas en 2001 y un crecimiento anual del 1.6 por ciento, se prevé que en 2035 India haya superado el número de habitantes de China, cuando la cantidad de personas que vivan en el país llegue a los 1,460 millones. Esto lo ha anunciado J.K. Banthia, portavoz de la Oficina del Censo de Nueva Delhi, durante la celebración del Día Mundial de la Población.
Desde 1991 hasta 2001, fecha del último censo realizado en la India, la población se incrementó en 182 millones.