No es nada fácil para el electorado mexicano conocer realmente a los individuos que contenderán el año próximo por la Presidencia de México, pero tampoco lo es para ellos convencerlo: ya se equivocó con Fox y está muy resentido. Por fortuna en esta ocasión hay un “libro útil”, no simplemente un slogan publicitario de tres palabras que recomiende “el voto útil”. Un libro de 261 páginas que lleva al lector a conocer con cierta profundidad la historia de cada uno de los que pretenden ser el nuevo presidente de México.
Se llama “Los Suspirantes” y es de editorial Planeta, dirigido por Jorge Zepeda Patterson, es una labor conjunta de nueve autores, periodistas y/o académicos, que trabajaron con la misma metodología pero con estilo propio y con dos constantes “la honestidad y la calidad profesional”.
Tras leer el libro y sin conocer a alguno de ellos, no me cupo la menor duda. Como electora y como periodista agradezco la precisa ilustración de los personajes políticos y la mesura de los autores que evitaron caer en el proselitismo. Los electores que se interesan realmente por saber a quién van a elegir en 2006 deberían leerlo para defenderse del tsunami de mentiras y desinformación que abruma al país que no aguanta ya un retroceso y tampoco otra irresponsable improvisación.
Nos están bombardeado -y gastando tontamente el dinero de nuestros impuestos a través del IFE- por lo pronto con pésimos spots de precampañas de candidatos más o menos cándidos, siendo el más ilustrativo en ese sentido el de Calderón del PAN sin menospreciar los de su correligionario Santiago y su socia Televisa.
Pero sobre todo es enajenante la inmoral propaganda subliminal para “la grande” que ya antes de la campaña pagan los precandidatos a sus publicistas, “los grandes electores”.
Decíamos aquí el sábado pasado que Roberto Madrazo Pintado, por ejemplo, bien apodado por Germán Dehesa “El Moretón”, dispone de dinerales inauditos como siempre. Recordemos el costo de la elección a gobernador de Tabasco en 1994, aquella que fue impugnada por el entonces secretario de Gobernación, Esteban Moctezuma, el procurador de Justicia, Antonio Lozano Gracia y por el mismo presidente Zedillo antes de que doblara vergonzosamente las manitas y se dejara comprar por el poder y el dinero que sostenía al grupo de choque madracista, con Carlos Salinas a la cabeza.
Según mis propios datos para ser gobernador de un pequeño estado mexicano que no llegaba a los dos millones de habitantes gastó 75 millones de dólares, en tanto que Clinton para la Presidencia universal gastó 50, (según “Los Suspirantes” no fue de 75 sino de 70 millones de dólares el dispendio madracista). Una tras otra, las elecciones que ha ganado “El Moretón” se debieron al dinero, del estado de Tabasco, de lo que percibe de Pemex, de Cabal Peniche y de sus amigos más íntimos los hijos de Hank. Es cierto que no pudo imponer al banquero Carlos Hank Rohn como gobernador del Estado de México, pero sí a su casi hermano, el peligroso Jorge Hank Rohn como alcalde de Tijuana.
Madrazo es íntimo del hacedor de Fox, Carlos Alazraki, mencionado aquí el otro sábado por su famoso “voto útil”. Como es al aparecer quien en esta ocasión también le brindará sus luces propagandísticas (además de otras agencias del ramo) habrá que estar atentos a sus argumentos en pro del que considera “un ganador” desde el punto de vista publicitario.
En la página 89 de “Los Suspirantes”, Jorge Carrasco Araizaga, autor del capitulo “Roberto Madrazo, las familias y el poder”, cita la apasionada opinión a Alazraki: “superó la denuncia de los 70 millones de dólares, ni Zedillo ni Moctezuma lo pudieron sacar del Gobierno; a pesar de perder las primarias (contra Labastida) regresó como gobernador; en un minuto le volvió a ganar al PRD a dos días de que dejara el poder (imponiendo a Andrade como su sucesor en el Gobierno de Tabasco); le ganó a Paredes la Presidencia del PRI; sacó a Gordillo del control del partido en la Cámara de Diputados, en 2003 logró el mayor número de diputados que los obtenidos por el PAN por el efecto Fox y en 2004 ganó siete de las diez elecciones para gobernador, además recuperó Tijuana. Lo pueden odiar, pero es ganador”.
Todo esto es excelente para que el viejo PRI que por la fuerza y el dinero nos esclavizó 71 años pero, ¿eso queremos otra vez los mexicanos? Para tapar el Sol con un dedo los publicistas están reviviendo al papá de Roberto que apenas y conoció y con el que no tiene nada qué ver, a no ser genéticamente. Como político es lo contrario de Carlos Madrazo, hasta en preferencias sexuales. Hubiera enrojecido su padre al oír a su hijo decir como acostumbra: “en las elecciones el voto cuenta, pero el dinero es el que decide”. Pero a Roberto Madrazo lo quiere volver a imponer el dinero, gente como el empresario Andrés Holzer, presidente del Grupo Nivada y dueño del famoso edificio “Omega” en Polanco, DF., conocido en ciertos círculos periodísticos como “El Bunker Neoliberal”, por los lazos que unen a los ocupantes de las oficinas del inmueble no sólo entre sí sino con el neoliberalismo más ramplón. Andrés Holzer anunció que “alrededor de 30 empresarios nacionales apoyarán la campaña de Roberto Madrazo Pintado para la Presidencia de la República y convocarán a otros mil más con el fin de que unan sus esfuerzos de cara a 2006”.
A otro Andrés, AMLO, sus rivales le dan hasta con la cubeta porque sigue a la cabeza de las encuestas. Le dicen horrores, pero choca la vileza de cargarle la muerte de su hermano en 1968, cuando Andrés tenía 15 años y Ramón 14. En su libro, Zepeda Patterson, página 12, describe el accidente. El menor encontró una pistola en la tienda familiar y empezó a jugar con ella como “pistolero”. Cortó cartucho, pero quitó el cargador. A la vista de muchos, el arma cayó al suelo y un tiro que quedaba se disparó. Entró por el cuello y salió por la sien.
“Andrés Manuel, dice el autor de “Los Suspirantes”, estaba a cinco metros de él y vio pasar la escena mientras reconvenía al hermano. Las empleadas del almacén corroboraron los hechos, pero unos judiciales del Estado quisieron extorsionar a la familia”. No es precisamente lo mismo que el caso Salinas, cuando Carlos de tres años y Raúl de seis, mataron a Manuela de 12. Párate ahí, le dijeron a la indita, te vamos a fusilar y lo hicieron.
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