Nosotros Las palabras tienen la palabra VIBREMOS POSITIVO Eventos

A cien por hora

Ricardo Rubin

BANDERAZO DE SALIDA.- Un día cálido, en Sarasota, Florida, salí con mi hijo Ricardo a hacer algunas compras. Cuando terminamos le pregunté si no le apetecía una cerveza fría y me respondió que sí? ?Bien?, le dije. ?Yo invito pero tú escoges el lugar a dónde ir?? Ricardo, en cuyo coche andábamos, estuvo de acuerdo y nos dirigimos a pocas calles de allí. Cuando llegamos, descendimos del coche frente a una casa de madera con una amplia terraza al frente y arriba un letrero ?Hooters?, que en buen slang significa ?bustonas?? Las meseras, todas jóvenes y bonitas, usaban blusas ligeras y escotadas y una faldita corta, aunque no todas eran de busto grande como se suponía que debían ser.

CURVA PELIGROSA.- Una de ellas nos saludó con una sonrisa a la entrada y nos condujo a un pequeño reservado. Nos dijo que se llamaba Hazel, que ella nos atendería y nos preguntó qué deseábamos tomar. Le dije a mi hijo que él pidiera por los dos y ordenó una jarra de cerveza y un plato con alitas de pollo? ?Este platillo?, me dijo cuando Hazel se fue, ?son alas fritas, jugosas y suaves, preparadas en una salsa especial y secreta llamada Búfalo?. Y aquello era cierto porque en casi todas las mesas de los demás clientes comían con entusiasmo aquel platillo, aunque también servían sándwiches? Mientras la mesera nos traía lo ordenado, mi hijo me contó la historia de ?Hooters?.

RECTA FINAL.- Dos estudiantes universitarios tuvieron la idea de establecer un restaurante-bar con aquellas características, y para comenzar contrataron sólo a muchachas estudiantes bonitas y bustonas. El éxito fue tal que en la actualidad hay una cadena de más de cien bares iguales dentro y fuera de Estados Unidos. Ahora ya no se contrata sólo a chicas universitarias, pero sí se mantiene firme la regla de no permitir que las meseras alternen con los clientes y cuando alguno de ellos se porta en forma indebida es expulsado enseguida del bar? Mi hijo y yo bebimos con deleite la cerveza rubia y fría y atacamos con apetito el plato de alitas de pollo? Entre bocado y bocado, y entre trago y trago, Ricardo y yo hablamos de muchas cosas, no tanto como padre e hijo, sino como buenos y grandes amigos.

META.- Estando allí, sentados frente a frente, sin inhibición alguna y con la mayor confianza me sentí un hombre y un padre muy feliz? Y recordé entonces a mi propio padre con quien algunas veces tomé también algunas cervezas en casa con los bocadillos que preparaba mi mamá. Y charlábamos, charlábamos larga y sabrosamente y yo le pedía ?como mi hijo me lo pide a mí? algún consejo y orientación sobre alguna dudas que yo tenía? Mi padre murió pero aquellos momentos tan gratos e inolvidables que pasé con él los he vuelto a vivir con mi hijo, y créanme que estoy seguro que él también atesora esos momentos y ojalá que los viva también con sus hijos cuando los tenga.

Leer más de Nosotros

Escrito en:

Comentar esta noticia -

Noticias relacionadas

Siglo Plus

+ Más leídas de Nosotros

LECTURAS ANTERIORES

Fotografías más vistas

Videos más vistos semana

Clasificados

ID: 136864

elsiglo.mx