BANDERAZO DE SALIDA.- Antes, los únicos que se quejaban de ?malos viajes? eran los adictos al LSD. Ahora lo hacen todas las amas de casa cuando van de compras. * Las futuras mamás, y las que tienen hijos pequeños atiendan a lo que dice el nutriólogo norteamericano Frank Sanders, especialista en niños. La obesidad de los pequeños se puede evitar y alejar cuando crezcan si se controla la dieta en tres etapas cruciales de la vida. Tales etapas son decisivas para la figura del niño. Son: del nacimiento a los dos años de edad; de los siete a los once años, y al iniciarse la pubertad (en los niños de los 13 a los 14 años y en las niñas de los 12 a los 13). El peso ideal que debe conservarse siempre es éste: a los seis meses, doble peso que al nacer; triple al final del primer año y cuádruple a los dos años.
CURVA PELIGROSA.- Agrega el doctor Sanders que, por lo anterior, si el niño aumenta de peso excesivamente, debe reducirse la cantidad de alimentos. Inclusive cuando llore, no se le debe dar automáticamente leche, sino agua. Al niño, según vaya creciendo, debe írsele enseñando a ejercitarse por sí mismo, y cuando pueda caminar, en lugar de mantenerlo acostado o quieto, debe animársele a jugar, a que se arrastre por el suelo, a que desarrolle alguna actividad para que se deshaga del exceso de peso. Y algo sumamente importante: debe enseñársele desde muy pequeño a comer lentamente, a masticar bien la comida, pues mientras más tiempo se demore comiendo, más jugos digestivos utilizará y por ello necesitará comer menos comida. Una dieta balanceada e ideal para los niños debe ser, concluye el doctor Sanders, con un 20 por ciento de proteínas, 35 por ciento de grasas y 45 por ciento de carbohidratos.
RECTA FINAL.- Mientras que la guerra es el arte de exterminar a los hombres, la política es el arte de engañarlos. * Comentario pescado al vuelo de un turista norteamericano de paso por nuestro país: ¿por qué los bebedores mexicanos de cantina insisten tanto en pagar la cuenta cuando están en rueda de amigos? Obligan a los demás a tomar a su antojo sólo con que digan ?Salud?, y al final se ponen impertinentes, bravucones y gritones? * Definitivamente hemos llegado a la madurez de la vida si nos alegra ver que a nuestros amigos también se les está cayendo el pelo, si sus canas son tan notables como las nuestras, o si se quejan de las dolencias semejantes a las que padecemos? Si las esposas de nuestros amigos nos confían alguna intimidad, ?para que las aconsejemos?, y nada más... Si decimos que la juventud adopta modas muy estrafalarias pero no dejamos de admirar las minifaldas que dejan al descubierto las piernas de las muchachas.
META.- Decididamente debemos considerarnos fuera de circulación si la chica pizpireta a la que tratamos de acercarnos nos pregunta enseguida: ?y usted, ¿cuántos hijos tiene??... Si juzgamos que está muy bien que todas las chicas modernas no usen portabusto pero gritamos si nuestra hija olvidó ponérselo... Si nuestro hijo comenta ?¡Qué bien está el conjunto Foreigner!?, y nosotros pensamos en un nuevo estilo de ropa sin saber que se trata de un grupo musical... Si creemos que la experiencia de la edad es mejor que la inexperiencia de la juventud, la seriedad que la risa, ver televisión que salir corriendo para llegar a tiempo al cine... Si ya no cantamos al bañarnos, como lo hacíamos antes, si los versos de amor nos parecen cursis, si bostezamos de aburrimiento al terminar de leer esta columna.