Desde el punto de vista farmacológico, la embarazada es una mujer que manifiesta alteración en el manejo de los medicamentos, debido a los cambios en su fisiología; el feto es un órgano blanco adicional, discreto y sensible, en el cual ciertos efectos medicamentosos pueden ser irreversibles y pasar inadvertidos durante meses o años.
La mayor parte de los medicamentos prescritos, durante el embarazo se proporcionan para el beneficio de la madre, y la primera consideración consiste en asegurar, cuando sea necesario, que la dosis administrada sea diferente a las que se les brinda a una mujer no embarazada, de modo que proporcione una eficacia equivalente. Inevitablemente hay momentos en que debe tenerse precaución, pero el médico que habitualmente considera a la embarazada en el papel de ?huérfana terapéutica? está sobreprotegiendo al bebé.
Hay pocos medicamentos de uso común cuyo efecto es independiente de la dosis prescrita o, de manera más directa, de la concentración de sus moléculas en la sangre o en el órgano blanco. Generalmente, los factores fisiológicos y patológicos ejercen una influencia mucho mayor sobre la concentración de los medicamentos que sobre la capacidad de respuesta de los órganos blancos, y el embarazo no es la excepción. En la teoría, la absorción, distribución, metabolismo y excreción del medicamento, denominados en conjunto variables ?farmacocinéticas?, pueden estar influidas por cambios fisiológicos que ocurren durante el embarazo.
De hecho, aunque parece un asunto tan sencillo definir diferencias en la cinética medicamentosa individual entre las mujeres embarazadas y las que no lo están, la necesidad del ajuste en la dosificación debería haberse evaluado hace mucho tiempo. En realidad, como todo investigador sabemos estos estudios, aunque de diseño sencillo, presentan dificultades prácticas y éticas considerables durante el embarazo. La mayor parte de los datos se ha obtenido en forma casual y frecuentemente no pueden sostenerse ante un análisis crítico. Las variaciones entre los individuos significa que las investigaciones referentes a un grupo reducido de mujeres pocas veces producirán conclusiones dignas de confianza. Idealmente, los estudios realizados durante el embarazo deben repetirse en la misma mujer después del parto, pero es poco común que estas comparaciones se hagan.
Sin embargo, pueden obtenerse conclusiones firmes con ciertos medicamentos.
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