Ante la amenaza de un a marea humana que se manifestó a las afueras del Palacio de Gobierno, el presidente boliviano asesorado por sus principales asesores decidió abandonar la sede.
La Paz, (EFE).- El presidente de Bolivia, Carlos Mesa, abandonó el Palacio de Gobierno debido a la amenaza que representaba la multitudinaria manifestación de protesta efectuada hoy en La Paz, que derivó en enfrentamientos con las fuerzas del orden.
Fuentes del Ejecutivo indicaron que el mandatario boliviano salió de la sede dela Presidencia hacia las 13.30 horas (17.30 GMT), cuando arreció una auténtica marea humana hacia la plaza Murillo, donde también están el Palacio del Congreso y la Cancillería.
El vocero presidencial, Osvaldo Candia, declaró a los periodistas que los principales asesores aconsejaron a Mesa salir del Palacio, sugerencia que fue aceptada inmediatamente por el gobernante y la mayoría de sus colaboradores.
Durante más de una hora, los manifestantes se agolparon a una cuadra del lugar e hicieron estallar petardos y pequeñas cargas de dinamita, denominados "cachorros" y que son habituales en las protestas sindicales del país.
El acoso de los manifestantes fue repelido por decenas de policías, con el uso de gases lacrimógenos y un vehículo antidisturbios.
Al mismo tiempo, medio centenar de soldados del Ejército ingresó al Palacio de Gobierno y algunos, armados con fusiles, fueron desplazados a las bocacalles adyacentes.
La defensa de la Plaza Murillo fue dirigida personalmente por el ministro de Gobierno (Interior), Saúl Lara, quien se quedó en la puerta del Palacio aún después de la salida del presidente Mesa y de otros altos funcionarios.
Una decena de personas, a quienes se les encontró en posesión de dinamita, fueron detenidas por la Policía, según informes extraoficiales.
La protesta de hoy en La Paz fue la mayor de los últimos meses y fue protagonizada por pobladores de la ciudad de El Alto, así como por campesinos, maestros y mineros.
La huelga en El Alto y los bloqueos en los caminos de Bolivia, acciones respaldadas por el Movimiento Al Socialismo (MAS) desde hace dos semanas, exigen la convocatoria a una Asamblea Constituyente y la nacionalización de los campos de petróleo y gas natural.