Por Eunice Martínez Arias
El Siglo de Torreón
TORREÓN, COAH.- Con MDO (Menudo) supo lo que era estar arriba de un escenario y arrancar suspiros y aplausos de las chicas. Cualquiera hubiera podido pensar que Abel ya conocía todo del medio artístico, pero Kumbia Kings le tenía deparadas más emociones.
?Ya son casi dos años los que tengo en el grupo, ha sido un cambio para mí pero un cambio que me ha gustado, que ha sido natural. La música mexicana es parte de mí porque yo soy mexicano, de Texas. (Kumbia Kings) Es una nueva familia pero la conozco de hace mucho porque mi hermano estaba en un grupo con Cruz, así que lo conozco desde que tengo siete u ocho años. Para mí fue unirme a buenos amigos. Tenemos muchas metas en común y que estamos logrando poco a poco?, dijo la tarde del viernes a su llegada a un hotel de la localidad.
Abel afirmó que aunque disfrutó mucho su etapa con Menudo, que luego se convertiría en MDO, ahora está viviendo al máximo su estancia en Kumbia Kings, aclarando que la única diferencia que hay entre el público de una y otra agrupación, es que el de ?los reyes? está más loco.
El ojiverde señaló que sí tiene en la mira ser solista algún día, ?cuando sea el momento correcto; puede ser mañana o dentro de tres, cuatro o cinco años?, luego agregó que cuando se llegue el momento de emprender el vuelo solo, le gustaría hacer una mezcla del pop y la música mexicana, ?es un estilo que trabaja Kumbia Kings, ese punto medio?.
Por lo pronto sigue escribiendo música para el que en un futuro será su disco como solista así como para otros artistas. ?Estoy produciendo también varios proyectos nuevos, unos para el mercado del reggaetón y otros en la música regional mexicana?, finalizó.
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Ante todo su familia
Abel siempre se imaginó en una faceta de padre porque le encantan los niños, y ahora que tiene dos hijas -de siete y tres años de edad-, es el más feliz del mundo.
Desafortunadamente no pasa con ellas todo el tiempo que quisiera debido a sus continuos viajes, hecho que ya le están recriminando.
?Llevo una buena comunicación, sobre todo con la de siete años que es la que más me reclama y me dice, ?no es tu culpa y me encanta que estés feliz haciendo lo que te gusta pero te quisiera ver más?.
Para aminorar esta situación, Abel habla todos los días con ella y le ayuda a hacer la tarea por teléfono. ?Continuamente hay un contacto, y cuando tengo una semana libre la mando traer a donde yo esté, de esa forma creo que no me va a reclamar nada porque estoy presente aunque no esté físicamente?.