A partir del jueves siete de julio se inició en el Partido Revolucionario Institucional la cuenta regresiva para la elección de su candidato a la gubernatura del estado de Coahuila, que ser resuelta a través del sufragio de sus militantes el domingo 17 de este mismo mes salvo que una decisión de los propios aspirantes convirtiera la elección en una selección. Esto sería deplorable, pues ningún acuerdo minoritario puede sustituir a la soberana voluntad de los miembros de una organización política democrática.
La solución de unidad se intentaría justificar por la necesidad de fortalecer la cohesión interna del partido, o quizá porque tal ha sido la historia de las muchas candidaturas apoyadas por el PRI en los últimos 70 años: a cada sexenio, a cada trienio, la unidad partidista era invocada como causa primera y última para las decisiones electorales, pero el que devenía fortalecido era el autoritarismo presidencial, no el PRI.
A las candidaturas de unidad, protocolizadas en asambleas de confiables delegados previamente escogidos de entre los más obsecuentes en los sectores del PRI, se llegaba después de un análisis del Comité Ejecutivo Nacional o de los comités estatales o de las comisiones políticas, órganos que se precavían al presentar como opciones de la candidatura principal en disputa a dos o tres aspirantes de paja, previamente convencidos de que sus nombres serían desechados para que pudiera llegar al “triunfo” el aspirante palomeado por el presidente de la República, tanto en los casos de la sucesión presidencial como en las candidaturas para gobernadores de las entidades federativas.
“El PRI unido jamás ser vencido”, era la proclama izquierdista que se gritaba en las asambleas electorales y en efecto el PRI jamás fue vencido... hasta que fue vencido. Esto sucedió el primer año del siglo XXI y no precisamente por el arrastre del candidato Vicente Fox Quesada, sino porque a los ciudadanos les parecía una exageración que la omnipotencia del Partido Revolucionario Institucional trasvasara al siglo XX y se arraigara en el XXI por Dios sabría cuántos años más.
Que a Fox le tocara aparecer en el momento oportuno y estar donde estuvo el dos de julio del año 2000, fue buena suerte para él y mala suerte para los mexicanos, pues ya vemos cómo nos ha ido con este primer mandatario de doble rienda -la de la señora Marta y la de la señora Ley- hombre cuya conducta se ha vuelto impredecible y corregible por un imprudente censor presidencial que el día menos pensado se va a ir a hondear gatos de la cola por su proclividad enmendatoria ante los desaciertos verbales del señor presidente.
Volviendo a Coahuila podemos decir que el paisaje político empezó a aclararse después del registro de precandidatos. El jueves vimos claro que Humberto Moreira es quien trae en la bolsa los naipes ganadores, pues el resto de los aspirantes se condujo modestamente y no enseñó todas sus cartas. Pienso que tampoco Moreira y eso debe preocupar a sus competidores.
Miguel Arizpe Jimenez declinó con inteligencia la oportunidad que le había abierto el PRI para registrarse como aspirante válido, Alejandro Gutiérrez Gutiérrez, que trae la política en los genes maternos y paternos, ya que sus dos iguales apellidos pertenecen a sendas estirpes reconocidas en el devenir político de Coahuila, hizo bueno su prometido acto de registro, mientras que Javier Guerrero García, a quien no le faltó entusiasta y numerosa compañía, protagonizó el gesto civilizado e inteligente de la tarde: al concluir su registro se dirigió a la plaza de las ciudades hermanas, donde Humberto Moreira recibía congratulaciones de sus partidarios y le dio un abrazo de cordial y buena política.
Heriberto Ramos Salas presentaría sus documentos en forma discreta, acompañado de su familia y de algunos amigos laguneros, en tanto que Raúl Sifuentes Guerrero, hizo lo que había anunciado pese al fallo adverso del Trife: solicitó que el PRI lo registrara como precandidato y advirtió que si la comisión respectiva priista rechazaba sus aspiraciones, ipso facto presentaría un recurso de inconformidad ante un tribunal internacional. (¿...?)
Estos días y los de la próxima semana irán los precandidatos por todos los rincones del Estado de Coahuila con el fin de plantear sus pretensiones y explicar por qué quieren ser los abanderados del PRI en la contienda del domingo 25 de septiembre. El 17 de julio, también domingo, tendrá lugar la elección interna en el Partido Revolucionario Institucional, cuyas primeras evaluaciones de resultados quizá podremos conocer la misma noche de ese día. Lo cierto es que antes que concluya este mes sabremos quién ganó la lucha en los adentros del PRI... entonces podremos dormir, quién sabe qué tan tranquilos.