Agencias
LOS ÁNGELES, CALIFORNIA.- Dos funcionarios de la aviación fueron acusados ayer de conspiración y otros cargos federales por grabar sin autorización la conversación entre Michael Jackson y su abogado en un avión, en un hecho ocurrido poco después de que el cantante fuera acusado de abuso sexual de menores.
Jeffrey Borer y Arvel Jett Reeves utilizaron cámaras de video y micrófonos remotos para grabar al ?astro pop y su abogado?, en ese entonces Mark Geragos, durante un viaje que estos realizaron en un avión privado desde Las Vegas (Nevada, oeste) hacia Santa Bárbara (California, oeste) en noviembre de 2003, indican los documentos judiciales este jueves.
El material habría sido comprado a una casa especializada en artículos para espías, y la acusación afirma que el plan era vender la grabación a una red de televisión. Los abogados de Jackson afirman que XtraJet le ofreció copias de la grabación a medios de comunicación a un precio de 1.5 millones de dólares.
Borer y Reeves fueron acusados de tres cargos que incluyen conspiración, tentativa de interceptar una conversación oral y soborno por grabar una conversación el 20 de noviembre de 2003, un día después de que Jackson fuera acusado de abuso sexual de un menor desatando un escándalo que duró 19 meses y que incluyó un juicio en su contra en la ciudad de Santa María (California).
Tras cuatro meses y medio de juicio el jurado decretó que Jackson era inocente de los diez cargos, que incluían conspiración para secuestro, abuso sexual de un menor y suministro de alcohol a menores para cometer actos lascivos.
Borer era el propietario de XtraJet, la línea que llevó a Jackson a Santa Barbara. Reeves era el propietario de Executive Aviation Logistics, la compañía a cargo del mantenimiento de la flota de XtraJet.
Mark Geragos, abogado de Michael Jackson de ese entonces, presentó una demanda contra la compañía pocos días después del famoso vuelo, acusándola de violación de privacidad.
Tras ello, Xtrajet dio la cinta a funcionarios del FBI. Mientras, un juez le ordenó a la compañía no hacer ni distribuir copias.
Según la acusación, Reeves adquirió las cámaras en el condado de San Bernardino y luego junto a otra persona las instaló en la cabina. Los micrófonos habrían sido instalados en los almohadones del asiento del avión.
La acusación indica que en abril de 2004 Reeves habría forzado a una persona a mentir al FBI y decirles que habían instalado los equipos para atrapar a alguien que robaba botellas alcohólicas del avión.
