Dos acontecimientos, uno sucedido y otro por suceder, me llevan a abordar el tema de la importancia que tiene en nuestro estado la participación de la mujer y su situación actual en el entorno social.
El primero, aconteció ayer en que se celebró el Día Internacional de la No Violencia Contra las Mujeres. El segundo, la presentación el próximo lunes en Saltillo del libro “Servicio Público con Equidad de Género”.
Respecto del primer tema, hay que puntualizar de entrada que la violencia es una forma irracional de resolver cualquier conflicto.
Desde el ámbito internacional hasta el doméstico, recurrir a la violencia para resolver cualquier diferencia, ya sea entre países o entre individuos, constituye un verdadero atentado contra la convivencia social.
Por ello, en el concierto de las naciones se ha erradicado, cuando menos legalmente, esa forma de solución de conflictos y desde 1945 los estados soberanos renunciaron, al suscribir la Carta de la Organización de Naciones Unidas, a las armas como medio para solucionar sus controversias.
A su vez, en el ámbito interno de los estados, y de manera especial en el Estado Mexicano y en Coahuila, se han venido implementando una serie de medidas legislativas con la intención de acabar con cualquier forma de violencia, de manera especial aquella que atenta contra las mujeres.
Así, desde 1996 se emitió en Coahuila la primera Ley para la Prevención de la Violencia Intrafamiliar y nuestro estado se convirtió por ello en el segundo del país que emitía una Ley de esa naturaleza.
Posteriormente, en 2002, se dio un paso más y el Congreso aprobó la ley de Prevención, Asistencia y Atención de la Violencia Familiar.
Estas acciones legislativas cobran importancia si tomamos en cuenta que el jueves pasado la Cámara de Diputados del Congreso Federal aprobó una exhortación a los estados para que legislen en estas materias e introduzcan en sus códigos civiles la violencia familiar como causal de divorcio, porque existen casi quince estados que no la contemplan.
Sin embargo, esa figura existe en Coahuila desde 1999 y recientemente se aprobó una reforma para establecer que no se requiere que la violencia se dé en forma reiterada para que se constituya dicha causal, de manera que basta una vez para que se configure.
Posiblemente haya quien piense que es exagerado, pero no lo es si se toma en cuenta, entre otros datos, que en México mueren diariamente 30 mujeres en forma violenta. Que de cada cien mujeres que sufren esta clase de violencia cincuenta y cinco provienen de hogares en donde ésta es habitual. Y que cuarenta y siete de cada cien padecen violencia emocional, económica, física o sexual.
De ahí también que la Suprema Corte haya determinado recientemente, que la violación dentro del matrimonio es constitutiva de delito. No sin razones fundadas las mujeres han sostenido una larga lucha en defensa de su integridad física, y todos estamos obligados a apoyarlas, porque es un acto de extrema bajeza y cobardía realizar cualquier tipo de violencia contra una mujer.
Coincidentemente, el próximo lunes se presentará en Saltillo el diccionario biográfico “Servicio Público, con Equidad de Género”, en el que se contienen los datos personales de más de cien mujeres coahuilenses que laboran en los primeros niveles del Gobierno Estatal.
Este texto es un reconocimiento a las mujeres que con su trabajo, empeño decidido, capacidad profesional y honorabilidad probada, han contribuido desde el servicio público estatal al engrandecimiento de Coahuila.
Además de las que se desempeñan en el servicio público, en nuestro estado existen miles de mujeres que diariamente cumplen a cabalidad con sus responsabilidades lo mismo en el hogar, que en el campo, la fábrica, la oficina, la escuela o la universidad y ello contribuye a que nuestra sociedad sea mejor.
Pero tenemos que reconocer que aún queda mucho camino por recorrer. Que la violencia sigue presente en muchos espacios de la vida cotidiana. Que aún persiste la inequidad de género y que tenemos que seguir trabajando para acabar con esos ignominiosos lastres sociales.
No obstante ello y la innegable necesidad de continuar apoyando esa lucha, admitamos que en el caso de Coahuila hay avances. Pero debemos no solo consolidarlos, sino incrementarlos.