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Addenda/Proceso cuestionado

Germán Froto y Madariaga

A pesar de lo que el propio Arturo Montiel había venido sosteniendo desde que accedió a la candidatura del grupo Unidad Democrática (Tucom) para buscar la nominación a la presidencia por el Partido Revolucionario Institucional, sucedió lo que se especuló en aquel momento: su declinación a dicha candidatura.

“He tomado la decisión de no continuar... Es la decisión más difícil de mi vida, pero la más honorable para mí y la más saludable para el futuro del partido”, señaló Montiel al hacer el anuncio.

Sin duda es una determinación que, relativamente, lo coloca a resguardo del golpeteo político sobre bases reales que había sufrido en los últimos días. Y sostenemos que relativamente, porque como hombre público que fue está obligado a dar explicaciones claras sobre los orígenes de la fortuna familiar.

Nada hay que ofenda más al pueblo que no saber de dónde proceden los haberes personales de los hombres del poder público, porque se siente agraviado y perjudicado aunque aparentemente no exista un daño directo y concreto.

Sin embargo, no es lo más saludable para el Partido, que desde su aparición como candidato vio afectada la credibilidad de su proceso interno y ahora esa credibilidad se demeritará aún más al quedar solo en esa contienda un candidato con posibilidades reales de lograr la nominación.

La presencia del otro “candidato”, Everardo Moreno, es por sí sola absurda e increíble y puede obedecer a muchos motivos, pero ninguno de ellos será lo suficientemente sólido como para justificar su presencia dentro del proceso. Cualquier observador por torpe que sea su visión lo menos que podría decir es que es un candidato de paja para validar el proceso.

Pero en tales condiciones sería injustificable que al Partido destinara recursos a la realización de un proceso interno, cuyo resultado se sabe de antemano.

En el ambiente flota una serie de preguntas que la dirigencia del Partido y sus militantes deberán responder puntualmente, si es que en verdad quieren recuperar la Presidencia de la República.

¿Tiene realmente posibilidades Roberto Madrazo de ganar la elección constitucional? Si la respuesta fuera negativa habría que preguntarse si, de acuerdo con los estatutos, es factible que el Consejo Político Nacional recomponga las cosas.

¿Sería posible que, en un momento dado, Roberto Madrazo declinara su candidatura, para abrirle al Consejo la posibilidad de actuar en consecuencia?

Eso, ¿implicaría reponer el proceso y correr en desventaja frente a los otros partidos? ¿O sería posible nominar a un candidato de unidad para evitar mayores desgastes?

Los distintos escenarios entrañan -como es natural- grados de dificultad deferentes que van desde los obstáculos legales, hasta las pretensiones personales, pues se antoja difícil que Madrazo aceptara que sus posibilidades de triunfo son relativas y que por tanto si el PRI quiere estar en condiciones de recuperar la Presidencia debe lanzar a otro candidato con mejor perfil que el del tabasqueño.

Otra pregunta es: ¿los miembros de Unidad Democrática, mejor conocida como Tucom, se quedarán conformes? ¿O buscarán otra alternativa, aunque estatutariamente ya no puedan inscribirla en el proceso? Porque recordemos que ellos no estaban de acuerdo con que el candidato fuera Madrazo y por eso integraron ese grupo.

En este momento todos los escenarios son difíciles para el PRI y aún resolviendo de alguna manera, si Madrazo continúa, el riesgo de perder se mantiene.

Si se cambia de candidato (que sería lo saludable) el PRI correrá en desventaja, aunque relativa, frente a los candidatos de otros partidos, como el PAN y el PRD, pues ellos ya llevan un buen trecho del camino recorrido.

En efecto, por lo que toca al PRD es incuestionable que la figura de Andrés Manuel López Obrador, va creciendo cada vez más y ni Cuauhtémoc Cárdenas y Porfirio Muñoz Ledo juntos podrán hacerle mella.

A su vez, por el lado del PAN es probable que Felipe Calderón consolide mañana sus triunfos anteriores o en el peor de los casos, los candidatos más fuertes de este partido se vayan a una segunda vuelta, pero con éste a la cabeza.

Felipe Calderón es bien visto por muchos de los electores libres a quienes no agrada la figura de Madrazo y temen, por extremista y populista, la de Andrés Manuel.

Pero ya en campaña, aún con la distancia que Calderón ha marcado respecto del presidente Vicente Fox, es posible que le pesen los saldos negativos de la actual Administración.

En ese caso, sería López Obrador el beneficiario de toda esta turbulencia que se ha formado hacia el interior del PRI.

Pero en cualquier circunstancia nada halagüeño se presenta el panorama para el PRI, a menos que su dirigencia actuara rápido y eficientemente. Lo cual es de dudarse.

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