EDITORIAL Caricatura editorial columnas editorial

Addenda| Y a su mamá también

Germán Froto y Madariaga

Al través de mi vida he tenido oportunidad de tratar a algunos diplomáticos y la mayoría parecen cortados con la misma tijera. Son cautelosos, cuidadosos, crípticos, reservados con su vida personal, cultos, elegantes, pulcros y un tanto afectados en su hablar.

Por eso, para el ciudadano común, para el hombre de la calle, el mundo de la diplomacia es hasta cierto punto incomprensible; pero en el mejor de los casos, divertido. Sí, diríamos sobre ese mundo, como en el viejo tango “Garufa”: Pucha que sos divertido.

No obstante ello, en ese contexto de simulaciones y verdades a medias están obligados a desenvolverse los agentes diplomáticos encargados de las relaciones exteriores de un país y por eso, cuando son improvisados los que las desarrollan o poco avezados en las formas y comportamientos de ese mundo tan peculiar, se crean conflictos que a otro cualquiera nos parece tormenta en vaso de agua.

Qué grave que el embajador Tony Garza haya dicho que el cierre del consulado norteamericano en Nuevo Laredo es un castigo para “el Gobierno mexicano por fracasar en el control de la violencia en la región”, dirá uno. Fue una pésima “selección de palabras”, dirá otro, como el subsecretario Gerónimo Gutiérrez, utilizando la forma diplomática de hablar suavecito y sin alterarse.

Lo cierto es que el Gobierno de George W. Bush, al través del vocero del Departamento de Estado, Sean McCormack, de primera intención respaldó al embajador, aunque al final aceptó que el lenguaje de éste no había sido el más apropiado.

El Gobierno mexicano tiene razón en el sentido que lo que sucede en Nuevo Laredo no es la constante en el resto del país y por tanto, cerrar el consulado (aunque fuera por unos días) fue una medida extrema que no debe aplicarse entre países que se dicen amigos.

Sin embargo, es explicable en razón de la cercanía y el trato constante del que a veces surgen fricciones y saltan chispas, como fue éste en el que Garza, por pensar en inglés usó un calificativo desafortunado, porque EU no es nadie para andar castigando a México.

Y no lo es en razón de lo que se ha dicho desde hace tiempo. Si México se convirtió, primero, en un trampolín para la droga, es porque del otro lado, está la alberca, de manera que los gringos tienen que hacer su parte si quieren que el tráfico de estupefacientes disminuya.

Mientras allá existan millones de estadounidenses que les encante “quemarle las patas a Satanás, estirarle el hilo al papalote o retacarse las narices” y a la gran mayoría no se le castigue, por aquí seguirá pasando la droga.

Hay quienes sostienen que la guerra por la plaza de Nuevo Laredo obedece a que es la frontera norteamericana más fácil de penetrar y en tal caso de ello son culpables las autoridades norteamericanas.

Pero además, es lógico pensar que una vez que la droga se encuentra en territorio de EU, hay bandas organizadas que se encargan de distribuirla e incluso trasladarla hasta lugares como Nueva York, no obstante lo cual rara vez se ha sabido que los policías gringos (tan eficientes y honestos, ellos) desmantelen bandas, capturen a capos o aseguren grandes cargamentos de droga.

Quiere decir esto, presumiblemente, que allá también priva la complicidad, la corrupción o la ineficiencia y sin embargo, a ellos no hay quién les diga nada.

El embajador Garza se equivocó y actuó como el oso frente al puercoespín. Sus toscos movimientos lastimaron al pequeño animalito, pero éste a su vez enterró sus afiladas espinas en las patas del gigantesco espécimen de la familia de los plantígrados.

No quiere decir esto, pero ni remotamente, que algunos de nuestros “diplomáticos” actuales no acostumbren dar motivos para irritar al Gobierno de Washington o a otros Gobiernos, pues como ejemplos de ello ahí está el conflicto con Cuba y el anuncio a destiempo del voto en contra en el tema de la guerra con Irak.

Pero ello no es motivo para aceptar que la Casa Blanca tiene razón y que en México priva una grave inseguridad que el Gobierno ha sido incapaz de solucionar. Los problemas como el de Nuevo Laredo son graves, pero son problemas focalizados que están siendo atendidos con los elementos que se tienen a la mano.

Mas no podemos decir que la guerra contra el narcotráfico se ha extendido a toda la República y que las ejecuciones se multiplican de manera tal, que existe un caos en el país.

Lo más importante es que EU poco hace por controlar el consumo de enervantes en su territorio y en ese sentido la lucha es dispareja y por tanto así nunca rendirá los frutos esperados.

Mientras los consumidores de droga la paguen en dólares continuará siendo ese un negocio altamente lucrativo y por tanto atractivo.

En ese sentido más les valdría no hacer escándalos. Porque al gringo promedio le encanta el consumo de droga... y a su mamá, también.

Leer más de EDITORIAL

Escrito en:

Comentar esta noticia -

Noticias relacionadas

Siglo Plus

+ Más leídas de EDITORIAL

LECTURAS ANTERIORES

Fotografías más vistas

Videos más vistos semana

Clasificados

ID: 165830

elsiglo.mx