Acabo de leer un cuento de ciencia-ficción que da miedo, les diré porqué: al venir a Torreón dejando México, D.F., llegué asustada de la capital, nunca en mi vida había visto las torres-muros, no sabía qué eran; eran el soporte del segundo piso del periférico.
En todas las calles había multitudes caminando y unas colas de tres o cuatro cuadras para esperar y tomar el Metro, daba miedo salir, las masas de gente siempre parecen agresivas y más vale no averiguar.
Los periódicos están llenos de asaltos, robos, secuestros y muertes. ¿Qué está pasando, será realmente el principio del fin? No lo sé, pero me espanté, sobre todo de comparar el cuento que leí y la realidad de México; no sabemos qué pasará, cuál será el destino de este país. ¿Se estará presentando una revolución o los sueños surrealistas que se escriben serán la premonición del futuro de nuestra ciudad?
No sabemos cuál será el futuro porque no sabemos cuál será el presente; pleitos de políticos, guerras entre pueblos miserables, desgracias ambientales, caras ensombrecidas, malhumor en todas partes, ¿Qué es esto? No puedo concebir una guerra entre hermanos ni una desgracia de leyes de la naturaleza, no sé, pero da miedo vivir aquí.
Estamos en 2005, ¿qué será de nuestro México? ¿Llegaremos a ser parte de Estados Unidos? ¿Nos acabará un terremoto? O por fin llegará a la Presidencia el hombre indicado para gobernar. Las tragedias de maremotos, terremotos etc. Continúan en el mundo y llegan a América y nos toca morir sin remedio.
No hay remedios para muchas cosas, pero para esforzarnos en procurar ser optimistas a pesar de las cosas negras que nos rodean, sí hay miles de soluciones, una de ellas es ver el otro lado de la vida, siempre encontraremos algo porqué sonreír, alguien a quién ayudar, una luz se prende cuando todo es oscuridad, una voz amiga nos dice algo optimista en donde encontraremos refugio, esperanza, ánimo de seguir luchando y venciendo.
Siempre tendremos muchísimos cosas porqué no morir y seguir adelante, quizá todo lo que vemos mal cambiará el mundo, podrá dar una vuelta benignamente sorpresiva ¿por qué no esperar?, con esperanza con bríos para trabajar, para proyectos nuevos, de ayuda mutua, de organizaciones emprendedoras, que saquemos al país adelante y la vida no termina, sigue y vuelve a ser esa vida maravillosa que podremos entre todos formar, luchando unidos por el bien de la Patria y de todos nosotros.
Abramos nuestro cerebro, ojos y manos, todavía tenemos vida para nuestro triunfo.
Describo el panorama del DF para alertar a mi queridísima ciudad, lo que no debe llegar a suceder, sé que se ha empezado a prevenir esto, pero quisiera que no llegara a los extremos, actuamos antes de que sea tarde.
