NUEVA YORK.- Justin es un ejemplo de un adolescente de 13 años de California, quien, en su curiosidad por establecer nuevas amistades, fue contactado por hombres vía Internet, pero con otros intereses.
Uno de sus ellos le hizo una propuesta: le pagaría 50 dólares si se quitaba la playera frente a la cámara web. El sujeto incluso ayudó a Justin a abrir una cuenta de pagos por Internet, para que pudiera recibir el dinero.
Fue así como Justin comenzó una vida secreta en la que, a lo largo de cinco años se desvistió, masturbó e incluso sostuvo relaciones sexuales frente a la cámara, ante una audiencia de más de mil 500 personas.
La investigación que descubrió esta historia reveló que los sitios que consiguien explotar sexualmente a infantes se han esparcido sin alertar a autoridades ni a organizaciones civiles.
Los menores, muchas veces bajo inducción de adultos, abren páginas de pornografía. Lo hacen mientras sus padres ignoran lo que sucede en las habitaciones de sus hijos.