POR CITLALLI ZOÉ SÁNCHEZ
EL SIGLO DE TORREÓN
DURANGO, DGO.- Un verdadero caos se vivió la noche del pasado martes y la madrugada de ayer en el Hospital Regional del Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS), por el desabasto de medicamentos y demás insumos, ya que por una decisión administrativa se afectó el suministro de los materiales necesarios para que las enfermeras dieran atención a los pacientes internados, lo cual generó un descontrol a tal grado que varias personas se quedaron sin medicina.
El descontento entre las enfermeras fue tal que, incluso, se pensó en pedir la destitución del director del nosocomio, Francisco Sandoval, y la jefa de enfermeras, Carmen Martínez, así como de Luis Uriel Coronado, administrador. Las trabajadoras no tenían ni jeringas, gasas o fármacos para cumplir con su deber, situación que ratificó el secretario general del Sindicato Nacional de Trabajadores del Seguro Social (SNTSS) Sección XVI, Ramón García Jiménez.
Explicó que la problemática se generó a raíz de unos cambios que se implementaron sin previo aviso por parte de los directivos. Cada piso del sanatorio cuenta con un centro de distribución de los insumos, a los que denominan Cendis y las enfermeras tomaban durante las 24 horas del día las medicinas prescritas para los pacientes de su responsabilidad, que son siete por cada una de ellas.
Con el argumento de que existía un “robo hormiga” de los medicamentos, aunque hay un inventario estricto del material existente y que ya se tiene un desfase millonario en el presupuesto en lo que corresponde a esta área en lo que va del año, las reglas cambiaron de manera tajante sin tomar en cuenta al personal.
Fue así como las enfermeras del turno nocturno que entran a las 20:30 horas se enfrentaron a un panorama poco favorable. Los Cendis de cada piso estaban vacíos; la orden fue que en el tercer piso se concentrarían todas las empleadas para solicitar sus medicamentos.
La medida resultó un desastre, ya que el encargado de surtir era un auxiliar del almacén que desconocía los implementos médicos y que sólo laboró hasta las diez de la noche. Un punto por demás importante es que las medicinas que se suministran vía oral se colocan en conos de papel, pero las enfermeras no tenían forma de saber si en realidad les estaban dando la pastilla indicada, lo cual contradice las medidas de seguridad.
Con el poco tiempo que contaron para surtir a todas las enfermeras, que son más de 50 en el turno nocturno, enfrentaron un déficit, sin posibilidad de pedir material, ya que no había quién se los otorgara.
Los pacientes de nuevo ingreso se quedaron sin medicinas. Para no interrumpir el tratamiento el personal médico optó por implementar diversas estrategias, como usar los “punzocats” (utilizados para el suero) para inyectar a los menores de edad, o bien, emplearon agujas para adultos.
Las inconformidades no se hicieron esperar ante García Jiménez, quien aseguró que se entrevistó con el delegado del IMSS, Rodolfo Dorador Pérez Gavilán, para exponerle lo preocupante de la situación, pues se puso en riesgo la integridad de los pacientes y que el compromiso es retornar al antiguo método.
