La mayoría de los enfermos de leucemia no pueden costear las medicinas
Juanita Carranza Contreras se desliza por la resbaladilla del salón de fiestas y su carcajada se une a la de los demás niños que la acompañan. Su rostro denota alegría y corre de un lado a otro. Es una niña con mucha vitalidad, sin embargo, atraviesa una dura prueba ya que en noviembre del 2004 le detectaron leucemia.
Por eso, su cabello que alguna vez trenzó se ha caído, a raíz del tratamiento que sigue para lograr su sanidad. Cuenta que es originaria de un poblado de Cuencamé, sitio que recuerda con mucho cariño ya que asegura, le gusta su lugar de residencia y lo describe como un sitio tranquilo en el cual tiene grandes amigos, ?vivo muy a gusto allá?, comenta.
Después de gozar de un espectáculo de un mago, juega sin parar con los demás infantes. La mayoría de ellos, al igual que Juanita son pacientes del Centro Estatal de Cancerología (CEC).
Aunque algunos por fortuna, después de su tratamiento ya están dados de alta pero se mantienen en observación, como es el caso de Blanca Jazmín Hernández Torres de 13 años de edad. Ella conversa que cuando tenía siete años le detectaron la leucemia y de los síntomas que recuerda es que le daba mucha fiebre.
Juanita en cambio, recuerda que de pronto, se empezó a cansar mucho y le salieron unos moretones por todo el cuerpo. Su mamá la llevó a consulta pero el médico le dijo que se trataba de algo normal en su proceso de crecimiento, sin embargo, la situación no mejoró y la trasladaron a la capital del Estado y fue como llegó al CEC.
Miguel Ángel Meza Chávez, de 15 años de edad ha sido dado de alta tuvo un tumor en las costillas. Es originario de Francisco I. Madero y su papá ?trabaja en la obra?. Por su situación económica durante su tratamiento recibieron apoyo por parte del CEC, ya que para ellos era imposible solventar las medicinas.
Blanca y Miguel Ángel en alguna ocasión estuvieron tristes al saber que estaban enfermos, pero ahora, sienten que tienen una nueva oportunidad de seguir adelante. La niña anhela ser arquitecta y él, quiere convertirse en maestro.
A pesar de su corta edad, ven la vida de una forma distinta y ambos aseguran que ya no les da miedo morir. Mientras tanto, Juanita lucha por salir victoriosa en la lucha contra este mal. Por el momento no estudia y manifiesta que no le gusta cuando le dan la quimioterapia, pues aun y cuando tiene un catéter permanente lo cual facilita el procedimiento, queda muy débil y le dan nauseas.
Pero no quiere darse por vencida, tiene tanto por hacer en este mundo al lado de sus hermanitos y sus padres, comenta. Así que sigue todas las recomendaciones del doctor y está segura que todo habrá de salir bien. Luego se dirige con rapidez a la mesa para disfrutar una hamburguesa, olvidándose por un instante que la pelea en contra de la enfermedad, apenas comienza.
Afecta a la niñez
La leucemia mieloiode crónica consiste en una transformación de la célula madre hematopoyética, o formadora de sangre, a una célula cancerosa dando lugar a un crecimiento descontrolado de glóbulos blancos (la serie mieloide: granulocitos y monocitos). Esto provoca, si no se controla, un aumento masivo de su concentración en sangre.
La diferencia entre la leucemia mieloide aguda y ésta, es que en la crónica hay un desarrollo de glóbulos blancos maduros que generalmente funcionan normalmente. Esto hace que el curso de la enfermedad sea más lenta y menos seria.
La leucemia aguda consiste en el crecimiento descontrolado de células hematopoyéticas o células madre (formadoras de sangre), incapaces de madurar adecuadamente, que llegan a invadir la mayor parte o la totalidad de la médula ósea, tras lo cual alcanzan la sangre periférica y, a veces, se producen focos extrahemáticos, en uno o varios órganos del cuerpo, que se comportan como tumores.