Las últimas noticias que
emergen del exterior no son
halagüeñas para México. Una suerte de parálisis legislativa
y regulatoria ahuyenta
inversiones y pone en entredicho nuestra competitividad.
El último reporte del Foro Económico Mundial (WEF, por sus siglas en inglés) en materia de competitividad indica que México perdió, en tan sólo un año, siete lugares para pasar del sitio número 48 al 55. Claro es que, en el discurso oficial, las cosas van de maravilla, la economía crece, no hay crisis económicas y las finanzas públicas están más que ordenadas.
Cierto es que la presente administración -corriendo con suerte como lo muestran los altos precios del petróleo y el elevado nivel de las remesas de nuestros paisanos- ha mantenido un modesto crecimiento en la economía; que las finanzas públicas muestran un razonable equilibrio entre lo que se ingresa y lo que se gasta; que el tipo de cambio se ha mantenido estable y que las tasas de interés se han ubicado en niveles cómodos. Con todo, ello no basta. No es suficiente ni podemos conformarnos con tales indicadores macroeconómicos.
Son tres los factores que toma en cuenta el WEF para calificar el desempeño de los países: el entorno macroeconómico; la calidad de las instituciones públicas y la capacidad de innovación y aprovechamiento de nuevas tecnologías.
Queda claro, que la evaluación de nuestro desempeño en esas áreas va a la baja. Lo más lamentable es que el propio WEF ubique a la economía mexicana como la décima del mundo y que el mismo organismo nos condene al lugar número 55 en cuanto a competitividad se refiere, y al número 60 en el aprovechamiento de las tecnologías de la información.
Seguimos, sin hacer la tarea. La globalización es clara; las tecnologías están disponibles; las inversiones del exterior y las domésticas también se cansan de tocar la puerta; los usuarios siguen padeciendo barreras artificiales o tarifas inaccesibles para incursionar en la Sociedad de la Información, mientras el Ejecutivo Federal padece la desbandada de sus “leales” secretarios, de su inoperancia política y el Congreso prepara maletas para salir con un saldo deficitario en cuanto a reformas de fondo se refiere, en las últimas dos legislaturas. Qué pena.
Inversión en tecnología
En el mismo tenor se ubica el reporte de la Conferencia de las Naciones Unidas para el Comercio y el Desarrollo, en lo que México es para la inversión extranjera directa en desarrollo y tecnología, para el periodo 2005-2009.
México ocupa el lugar 28 entre las 33 naciones más atractivas para la inversión tecnológica.
Y la India, Singapur, Rusia, Corea del Sur, Malasia, Vietnam, Turquía y Sudáfrica son aún más atractivos que nuestro país.
Mientras no se haga conciencia de la importancia que representa la Sociedad de la Información y no se adopte, como política de Estado y no de Gobierno, el derecho de toda persona para accesar a la nueva era tecnológica, seguiremos con complejos y miopías que ahuyentan inversiones y ensanchan la brecha digital...