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Al rescate de la literatura

NIRIA RAMOS MARÍN

EL SIGLO DE TORREÓN

TORREÓN, COAH.- “Antes que pensar en ser una persona virtuosa, debemos ser prudentes, con capacidad de emoción, de humanización”, eso es lo que mueve a Yohan Uribe en la literatura.

Para este colombiano, el objetivo principal es tratar de ser más sensibles: “tener la capacidad de conmovernos frente a la realidad social que vemos, hay que tratar de ser humano ante todo”.

El escritor comenta que la globalización ha sido uno de los principales factores para ir perdiendo el interés en la palabra escrita: “ha hecho tantas cosas, que cuando uno va a un lugar y compras una tarjeta para tu mamá o tu novia ya escrita, tus sentimientos, tu manera de pensar hacia esa persona, la adecuas a lo que dice la tarjeta, pero a medida que uno se da cuenta de que puede plasmar su propio sentir y compartirlo con otros, se logra una comunicación diferente y la literatura te da pie para eso”.

Es por eso que a partir del próximo dos de agosto, Yohan impartirá el taller de Creación Literaria en el Instituto Coahuilense de Cultura (Icocult) Laguna, en donde se dedicará a “dar alas a las manos” de los alumnos que formen parte del mismo.

“Es un taller sin pretensiones intelectuales de que vamos a ser escritores, sino que vamos a crear la iniciativa para que las personas descubran en la literatura un medio de expresión, que sean capaces de manifestar por medio de la palabra escrita algún sentimiento o emoción, en ese sentido se pretende eso, que todos descubran su capacidad literaria”.

Sin embargo, antes que los talleres y las formalidades, para Yohan hay cosas muy importantes.

GENERAR CONCIENCIA

Para este joven escritor, la lucha de clases es una de las barreras que se tienen que romper para lograr una comunidad menos parcial: “especialmente en La Laguna he notado la lucha de clases, cuando se sale a la calle. Yo a veces salgo a caminar por los centros comerciales y me doy cuenta de que hay una gran fluidez económica en ciertos sectores y por otra parte, hay una gran sed de necesidades primordiales por las que pasa el gran porcentaje de la población; carecemos de valores, nos ha afectado tanto la globalización, la modernización, nos faltan valores, modos de expresión alternativos, si nos damos cuenta, es más fácil ponernos a ‘chatear’ aún y cuando vivamos a tres cuadras de la persona, que sacar tiempo para tomarnos un café y compartir un rato”.

En base a todo eso Yohan piensa que la literatura tiene que buscar un sitio de participación, volver a buscar estos espacios de relación personal como un mecanismo de humanización: “porque el diálogo se está volviendo una de las cosas con tendencia a la desaparición, ahora nos llama un amigo y le decimos que no tenemos tiempo, y el tiempo se vuelve relativo. Hay que tratar de comunicarnos de una manera más moral que tecnológica, hay que generar valores humanos”.

ENGRANES DESCONECTADOS

Yohan Uribe opina que las instituciones tienen que crear un engranaje dentro de la gente “para que establezcan un diálogo entre el arte -cualquier expresión- y el pueblo, porque tendemos a estratificar el arte y la literatura, porque nos muestran la posición de que los talleres, los cursos y demás son para personas de cierto nivel intelectual y que el diálogo está entre ellos, y eso es totalmente erróneo, en el momento en que no nos hacemos conscientes de que el obrero, el operario, el taxista, de que todos pertenecemos al mismo diálogo, no podemos pensar en que haya un cambio social”.

La literatura al igual que las demás artes no se deben estratificar, y Uribe opina que hay manera de reivindicar la manera en como se maneja esta situación: “podemos ver que cuando hay exposiciones, presentaciones de libros se acercan personas -digámoslo así- de un nivel social más o menos alto y las personas de clase social baja tienden a relacionarlas con el arte popular, entonces partiendo desde el punto de vista de que te dicen que hay arte popular y hay ‘otro’ arte, ya estamos estratificándolo, entonces yo pienso que el arte es arte y es diferente y todos tenemos un acceso hacia él”.

Yohan Uribe opina que el arte también es cuestión de conciencia social y de educación, y por lo tanto, dar las herramientas necesarias a las nuevas generaciones depende de quienes se interesan en el futuro desde otra perspectiva.

“En el momento en que se tiene un hijo y en lugar del Play Station le regalas un caballete y un pincel, estás haciendo un ser humano, le compras un cuento de los hermanos Green, uno de Oscar Wilde, un libro de dibujo, de pintura, ese niño va a tener otra conciencia, ese niño va adquirir la conciencia por los valores humanos porque el arte eso pretende mostrar, entonces es como empezar a rescatar todas esas cosas”, dice convencido.

LA COMERCIALIZACIÓN LITERARIA

A su corta edad, Uribe muestra una madurez que además le hace observar la literatura desde varios ángulos y comenta que es “terrible” la comercialización que se hace con esta disciplina, dice que hay libros en este momento con valor de hasta mil seiscientos pesos.

“Pero creo que ahí es donde las instituciones tienen que cumplir con su función, de ‘regar la semilla’, de generar espacios de lectura, que tú vayas a la biblioteca y te puedan prestar el libro”.

Yohan termina con una de sus frases favoritas de Oscar Wilde: “para escribir no se necesitan más que dos cosas, una: tener algo qué decir. Y la otra: decirlo”.

Mayores informes sobre el taller a los teléfonos 712-46-00 y 712-46-05, o en el Icocult de Juárez y Colón.

COLOMBIA Y LOS LIBROS

Yohan Uribe es originario de Bogotá, Colombia y comenta que la literatura en su ciudad natal también tiene puntos muy débiles.

“En Colombia también se carece del rescate de espacios, carece del engranaje entre las instituciones y las personas que deberían ser los receptores de todo este movimiento, porque es una capital como lo sería el Distrito Federal, es una ciudad grande donde convergen muchas cosas y realidades, y yo pienso que entre más grande es una ciudad, es más deshumanizada; las grandes urbes se están volviendo una convención de personas que lo único que tratan es de sobrevivir, a causa de un sistema”.

Es por eso, agrega el escritor, que piensa que en una ciudad más pequeña -como Torreón- existe una posibilidad más grande de que se logre este engranaje.

En la capital colombiana existen talleres de literatura en las universidades, en las instituciones, pero todas tienden a llevar este tipo de trabajo hacia cierta parte de la población.

“En Bogotá existen esos problemas, aunque a fin de cuentas los espacios existen, hay facultades para escritores, universidades para pintores, lugares donde se enseña el arte a un nivel más profesional, pero son dirigidas a un público en específico”, concluye.

LOS IMPERDONABLES

Éstos son algunos de los títulos que según Yohan Uribe, nadie debe dejar de leer.

-La Apología, de Sócrates: “es un libro que no es para filósofos, es para todos, es un diálogo hermosísimo, un libro obligatorio”.

-El Retrato de Dorian Gray, de Óscar Wilde: “éste es otro libro de cabecera”.

-Rayuela, de Julio Cortázar: “un libro de bolsillo”.

-La Insoportable Levedad del Ser, de Milan Kundera: “sin comentarios”.

FUENTE: investigación de El Siglo de Torreón

DESDE DENTRO

“La capacidad literaria no se mide por el número de libros que has leído, sino por el número de libros que te han cambiado la manera de pensar”.

YOHAN URIBE,

ESCRITOR COLOMBIANO

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