Es común que la convivencia termine en golpes debido al calor de las copas
EL SIGLO DE TORREÓN
TORREÓN, COAH.- Es el Día de la Santa Cruz. Para muchos albañiles, representa la mejor posibilidad de demostrar que su trabajo es merecedor de reconocimientos como los que reciben maestros, doctores y arquitectos.
En la calle Bruselas de la colonia San Isidro en Torreón, hay una casa a punto de ser terminada. Los obreros llevan casi nueve meses trabajando en ella. El salario no es el mismo, cuando un “maistro” gana mil 800 pesos a la semana, un albañil que apenas tiene un año de ejercicio obtiene 800 por la misma jornada.
Es mediodía. El sol está en su apogeo y el calor empieza a calar en las fuerzas. La casa que construye don Daniel junto a sus compañeros, no es de razón social, sino una residencial. En las alturas de ésta, no hay una cruz blanca.
“No habrá festejo”, dice Daniel Hernández Herrera con casi 40 en éste oficio. Las principales razones son dos: la falta de dinero y los problemas que en ocasiones se suscitan “al calor de las copas”.
“El Día de la Santa Cruz se celebra trabajando, depende del patrón si nos da mediodía o sólo unas horas para descansar”, señala Jesús López Martínez de 42 años de edad y con apenas un año de experiencia en la obra.
Arroz, mole, asado, tortillas, guisados, discada, son sólo algunos de los alimentos que acostumbran saborear los albañiles cada tres de mayo, mientras beben cerveza y recuerdan experiencias chuscas en su lugar de trabajo.
Don Daniel, como lo llaman sus compañeros, relata que el año pasado su patrón los festejó, pero hubo algunos problemas y la fiesta terminó en golpes. Aduce que éste es uno de los motivos que argumenta su jefe, para no organizar otra “pachanga”.
Pero lo más difícil del oficio de albañilería, según comentan ellos mismos, es aprenderlo. “Diseñar la casa es difícil, pero moldearla también”. Una jornada de trabajo es de ocho horas por seis días y en ocasiones sin descanso.
Don Daniel vive en la colonia Abastos. Aunque su sueldo es de los más deseables entre sus homólogos, no le alcanza para satisfacer las necesidades de su familia, que aunque sus seis hijos ya están casados, sus gastos no disminuyen.
“Es muy difícil este oficio y muy mal pagado. Los dos varones que tengo también son albañiles. Lo más difícil de este empleo es que la obra no es segura a ninguna época del año. Terminamos un trabajo y quien sabe hasta cuando volvamos”.
Ser “maistro” es casi como un arquitecto pero sin título. Sin embargo, don Daniel no cree que su poca remuneración se deba a que no estudió, porque asegura, que “para estar en la obra no se necesitan títulos”.
En eso coincide Jesús. Opina que la necesidad que existe entre la población de conseguir empleo, genera un sueldo bajo, ante la poca demanda que existe en la región y la “demasiada” oferta que hay.
“Cada vez son menos las personas que tienen o quieren dedicarse a esto, ya no es como en años anteriores que había mucha demanda. Hoy es más difícil encontrar jóvenes que quieran ser albañiles porque es mucho esfuerzo y poco dinero”, asegura don Daniel.
Con todo y sus desventajas, el oficio de la albañilería sigue siendo la principal fuente de trabajo y sostén de miles de familias en todo México y aunque el festejo de la Santa Cruz sea una incógnita para algunos, las casas que construyan siempre serán sus mayores reconocimientos.
Poco segura
“Es muy difícil éste oficio y muy mal pagado. Lo más difícil de éste empleo es que la obra no es segura a ninguna época del año”. Daniel Hernández Herrera, albañil
Festejo
“El Día de la Santa Cruz se celebra trabajando, depende del patrón si nos da mediodía o sólo unas horas para descansar”. Jesús López Martínez, 42 años de edad.