EL SIGLO DE TORREÓN
TORREÓN, COAH.- Mientras que algunos albañiles celebraron su día en un convivio con carne asada y cerveza, otros acordaron, con algo de decepción, que el festejo se pospusiera hasta el fin de semana.
“Estamos brindando con un refresco”, dice Jaime Simental en tono bromista, “es lo que tenemos para festejar”.
Refiere que en años anteriores participó en celebraciones con una misa y comida, a veces también cerveza. Son cinco compañeros y están todos alrededor de los guisos que recién compartieron, sentados sobre bloques.
Se sienten un tanto a disgusto porque en el exterior de la casa, ubicada en Torreón Jardín, los propietarios no colocaron siquiera la tradicional cruz adornada con flores que, para unos, representa la abundancia en el trabajo, que rinda, y para otros, la celebración de los albañiles en su día.
Jaime considera importante la fecha porque es la fiesta de su oficio, un trabajo que ha tenido que tomar, orillado por la falta de estudios, para mantener a su esposa y su hijo, que quiere ser médico veterinario.
Alberto Leos comenta que su primer trabajo en la construcción de viviendas llegó cuando pasaba por una obra y llegó a pedir empleo al maistro. Ha pasado poco tiempo desde entonces y confiesa que aún no aprende a querer el oficio pero “tenemos un buen sueldo, alcanza para la familia”.
La jornada inicia a las ocho de la mañana y termina a las seis de la tarde. El sábado, cuando celebren su día, sólo trabajarán medio día, quizá menos.
Tomás Méndez, por su parte, explica que es albañil de corazón, disfruta su trabajo y siente una gran satisfacción cuando tiene la oportunidad de ver terminada una obra en la que participó, incluso le gustaría que su pequeño de cinco años algún día siguiera sus pasos y se dedicara al mismo oficio.
“Es un gusto grande trabajar en esto, es todo lo que sé, pero también es un oficio donde nunca dejas de aprender”, manifiesta.
Recuerda que, durante sus inicios en la obra, era complicado pegar el adobón. Hoy nada se le dificulta, pero insiste en que la labor le permite continuar aprendiendo algo nuevo todos los días.
“A veces es peligroso, pero aunque uno no quiera, hay que arriesgar y a lo que venga para mantener a la familia”, agrega.
Mientras los señores platican, aparece la propietaria de la vivienda a la que hacen las remodelaciones. Ante la evidencia de su olvido, se molesta y asegura que se pondrá de acuerdo con el maistro para festejar a los trabajadores el fin de semana.
