París, (EFE).-El príncipe Alberto II de Mónaco reconoció públicamente la paternidad del niño que tuvo hace casi dos años con una ex azafata francesa de origen togolés, lo que da derecho al menor a ser un heredero de su fabulosa fortuna, pero no del trono.
Ese reconocimiento ante notario se produjo "una semana después del nacimiento" del niño, precisa Alberto en una entrevista que aparecerá el próximo viernes en "Le Monde 2".
El príncipe asume "enteramente su responsabilidad" ante una paternidad que "no había contemplado ni deseado".
"El niño tiene, por tanto, un padre y no le faltará de nada. Le cuidaré y le veré regularmente" y "aseguraré la parte que me toca en la educación", añadió, tras señalar que se preocupará por el futuro de su hijo y por proteger "su derecho a una juventud normal, al abrigo de la curiosidad de los medios" de comunicación.
El anuncio lo hizo su abogado Thierry Lacoste, pocas horas antes de que concluya esta medianoche el duelo oficial de los Grimaldi por la muerte de Rainiero III, el pasado 6 de abril.
Alberto precisa, en la entrevista, que pidió al notario que el acta de paternidad fuese transmitida al registro civil tras el luto.
Soltero, de 47 años, el soberano asume así la paternidad de su hijo natural Alexandre Eric Stéphane, nacido el 24 de agosto de 2003 en París, y cuya existencia fue revelada por su madre, Nicole Coste, de 33 años, el 5 de mayo pasado en una entrevista al semanario "Paris-Match", apenas un mes después del fallecimiento de Rainiero.
En la exclusiva, la mujer contaba detalles de su relación de cinco años con el príncipe y facilitó al semanario fotos de éste con el pequeño en brazos en diferentes etapas de su crecimiento.
Pertrechado hasta ahora, tras el mutismo por el luto, el príncipe indicó, en un comunicado de Lacoste, que "lamenta que este asunto puramente privado, al cual se ha visto confrontado y que habría debido de permanecer en un marco estrictamente privado, debido especialmente a la protección de los intereses y los derechos del niño, haya sido mediatizado a ultranza en contra de su voluntad".
El hecho de que haya reconocido que Alexandre es su hijo "no tendrá ninguna incidencia en funcionamiento del régimen ni en mi sucesión (...) sólo habrá consecuencias patrimoniales", afirma el príncipe, tras puntualizar que el niño no llevará su apellido.
La Constitución del micro-Estado precisa que heredarán el trono los "descendientes directos y legítimos", es decir, salidos de un matrimonio civil y católico.
Pese a que el niño no se apellidará Grimaldi y no podrá heredar el trono, sí que podrá ser heredero de la fortuna estimada en dos mil millones de euros de su padre, aunque tendrá que compartirla con eventuales hermanos paternos y con sus tías, Carolina y Estefanía.
Al dar este paso, Alberto, que dice tener la "intención" de casarse y de fundar una familia, pone fin a las especulaciones a tan sólo seis días de su entronización para los habitantes de La Roca (la ceremonia internacional se ha sido fijado para noviembre), en la que expondrá sus objetivos para el Principado.
Quiere que su etapa esté marcada por "la moral, la honestidad y la ética", y avanzó que se rodeará de un equipo de gente de su generación, por lo que pedirá que el día 13 dimitan todos los colaboradores del Palacio, salvo el Gobierno, "por el momento".
Dijo que luchará para que Mónaco "sea irreprochable" y deje de ser asociado al blanqueo de dinero, y abrirá una reflexión sobre el secreto bancario porque no quiere que sea "un obstáculo a nuestra exigencia de ética y de clarificación del sistema".
