EL SIGLO DE TORREÓN
GÓMEZ PALACIO, DGO.- El consumo de la cocaína es peligroso por su alta adicción y daños que genera a la salud, además de ser un problema para la sociedad por su alta proliferación entre jóvenes de diferentes capas sociales, advierte Armando Castillo Franco, médico legista de la Subprocuraduría de Justicia de la Región Lagunera de Durango.
De acuerdo a la declaración universal de la Organización Mundial de la Salud (OMS), dice, la cocaína que se comercializa a nivel mundial no llega al 17 por ciento de su pureza, lo que significa que los adictos no saben ni lo que inhalan y eso es más dañino que la misma droga.
La cocaína, destaca, causa atrofia de corteza cerebral y, por consecuencia, desorientación en tiempo, espacio y persona, así como alteraciones en la percepción, entendimiento, comprensión, disociación de ideas, alteraciones de la capacidad de juicio, raciocinio, atrofia de las amígdalas cerebrales y vértigo.
Esta droga provoca también angustia, tristeza, melancolía, compulsión de fumar, apatía, agresividad, anorexia, insomnio e indiferencia sexual, motivo por el cual algunos consumidores con alto grado de adicción llegan al suicidio.
Lesiona también la tráquea y el árbol respiratorio, disminuye la capacidad vital, hay estreñimiento, pérdida del sentido del olfato por la lesión al tabique nasal con catarro frecuente. También disminuye la sensación de fatiga y cansancio, provoca temblores y crisis convulsivas.
En la mujer, además de lo mencionado, destaca, suele provocar el aborto e inhibe la lactancia materna a corto y largo plazo.
La cocaína, añade, causa dolor de cabeza, dilatación de las pupilas, sudoración, aumento en la frecuencia cardiaca y accidentes cerebro-vasculares.
A la alza
Si la tendencia al crecimiento de la drogadicción continúa en ascenso, dice el médico legista, no habrá hospitales ni cementerios suficientes para albergar a tantos enfermos o defunciones por sobredosis.
Por desgracia, expresa Armando Castillo González, cada vez crece el número de adictos a la cocaína, ante la impotencia, indiferencia o corrupción de las autoridades encargadas de combatirla.
Destaca el papel de los padres de familia en la prevención de la drogadicción entre sus hijos, toda vez que en la calle hay sujetos cuya labor es enviciar a los jóvenes para aumentar la clientela.
