SUN-AEE
MÉXICO, DF.- El fantasma de Bob Marley salía desde las bocinas: "Get up, stand up, get up, stand up", y la gente que esperaba a Alpha Blondy en el Salón 21 comenzaba a calentar más que sus mejores pasos una improvisada actitud "rastafari".
O mientras, también hablaban de cuantos idiomas sabe el cantante de Costa de Marfil: ¿tres?, ¿cuatro?, ¿cinco?... y mejor citaban algo conocido en las páginas de Internet: que Blondy canta en hebreo para sus fans musulmanes y también en árabe para los israelíes.
Con media hora de retraso, Alpha Blondy apareció hablando "dioula", que es el dialecto que aprendió de la tribu Jula, en Dimbokoro, en donde su nombre original además era Seydou Kone.
Ahora era el Primer Bandido (Alpha: primera letra del alfabeto griego. Blondy: bandido en su dialecto, y apodo que le puso su abuela Cherie Coco), venerado por el público de ayer, que en su mayoría no profesaba el "rastafarismo" sino la religión "coyoa-kitch" y "condechi".
Jerusalem fue lo primero que se escuchó, recordando el discurso que profesa Blondy: los himnos a "Jah", la moralidad, el amor, la paz, la conciencia social, la África unida, la intolerancia a la injusticia, a la pobreza.
Y comenzó el "wail", o grito, pero sobre todo el baile, adornado por un techno-dance pop, más que por reggae tradicional, que complació a quienes gustan del world music.
Así, la noche estuvo adornada por Solar System, banda de Blondy, original de 12 integrantes, que vino con diez (bajista, dos guitarristas, tres músicos de viento, el baterista y el tecladista acompañados por dos coristas).
"Este tema es en contra de las estúpidas guerras civiles", fueron las palabras de Alpha Blondy al micrófono, que el mal sonido no destruyó, antes de interpretar Apartheid is Nazism.
Cocody rock, Sweet fanta diallo, Masada y Rendez-vous fueron algunos de los temas que siguieron en la voz de quien años atrás empezó con covers de Bob Marley en francés y en dialectos africanos.
Lo malo para los cerca de dos mil 800 fans que pagaron una entrada general de 280 pesos, además del pésimo sonido, fue la corta duración del concierto que inició a las 21:30 horas y terminó cerca de las 22:50.
Al final, luego de humo y más humo de tipo natural y no creado por el staff sino por el público, el fantasma de Bob Marley surgió y la gente abandonó el Salón 21, con ganas de más reggae.