“Aquellos que más hablan del progreso lo miden por cantidad y no por calidad”.
Jorge Santayana
TORONTO, Canadá.- Pocas actividades ocupan más tiempo de nuestra vida diaria: el mexicano dedica entre cuatro y cinco horas diarias a ver televisión. Pero hay una revolución en este campo de la cual la enorme mayoría de los mexicanos no están conscientes.
En los últimos años las principales televisoras del mundo han estado experimentando con programas de alta definición. En los Estados Unidos hay ya una gran variedad de programación que usa esta tecnología y el número de hogares que pueden recibirla aumenta constantemente.
En la Ciudad de México dos canales han sido designados para la alta definición y tanto Televisa como TV Azteca han empezado a producir programas que, hasta el momento, nadie está viendo; la razón es que casi no hay receptores de esta tecnología en nuestro país y los sistemas de cable y de satélite no están distribuyendo señales de alta definición.
En la reunión anual de la Asociación de Televisoras y Radiodifusoras de Norteamérica (North American Broadcasters Association, NABA) que tuvo lugar en Toronto esta semana me quedó claro que los productores, camarógrafos y directores de televisión son los más entusiastas impulsores defensores de la nueva tecnología. La televisión de alta definición no sólo ofrece imágenes notablemente más nítidas sino que emplea un aspecto de 16:9 -esto es, el formato apaisado o rectangular usado en el cine- que contrasta con el cuadrado (4:3) de la televisión tradicional. Quienes realizan programas de televisión hablan del nuevo aspecto como una liberación, como un retorno a un formato cinematográfico que permite un trabajo de mayor calidad.
Para ellos el formato 4:3 es por naturaleza restringido: obliga a contar historias en tomas cerradas (o close-ups) y no permite la narración “épica” de la pantalla cinematográfica.
Otra característica distintiva de la televisión de alta definición es el sonido. La televisión tradicional ha tenido que utilizar un audio limitado que funciona bien para los diálogos pero que reproduce de manera insatisfactoria la música o el ruido ambiental. La creciente popularidad de los sistemas de “teatro en casa”, que ofrecen audios con salidas de mejor calidad (surround o 5.1), ha demostrado que mucha gente está dispuesta a invertir dinero para obtener un mejor sonido, a pesar de que en nuestro país, debido a la falta de programación y de sistemas de distribución de alta definición en la televisión, estos sistemas sólo se aprovechan en las películas de DVD.
La televisión de alta definición está ingresando a los mercados del mundo lentamente. En Estados Unidos la nueva tecnología ha sido empujada por un mandato gubernamental que obliga a las televisoras a hacer la conversión a alta definición en un período determinado. En Canadá, donde no existe ese mandato, el cambio está siendo mucho más lento. El consumidor aprecia sin duda la calidad de la alta definición, pero no siempre está dispuesto a hacer la inversión que requiere un televisor de nueva tecnología y un sistema de satélite o cable digital que permita la recepción de señales.
De hecho, si se deja el mercado en libertad, lo más probable es que éste avance con mucha mayor lentitud que la que exigen los productores, camarógrafos y directores. La mayoría de los consumidores prefirieran aprovechar el espectro para obtener una mayor variedad de canales antes que para mejorar la calidad de uno solo.
La tecnología digital, efectivamente, permite la transmisión de varios canales en un espectro en el que antes se podía emitir uno solo. Ya algunas televisoras estadounidenses están utilizando la compresión digital para transmitir varios programas en un solo canal.
La popularidad de las compresiones musicales, como el MP3 y otras que se transmiten por Internet o se graban en i-pods y otros dispositivos, nos demuestra cuál sería el destino de la televisión digital si ésta se dejara a las decisiones de los consumidores.
Los puristas de la música pueden protestar y afirmar que las compresiones eliminan ciertos sonidos y degradan la música, pero los consumidores se han volcado hacia estas formas de almacenar y reproducir la música.
No hay duda que un programa de televisión de alta definición es impresionante a la vista y al oído y quizá con las décadas se convierta en la forma usual de televisión.
Pero mal harían las televisoras en no darse cuenta que lo que más exige el consumidor en este momento es la diversidad en programación.
PALABRAS
No es que Vicente Fox haya inventado la idea de que los mexicanos hacen trabajos en Estados Unidos que los negros rechazan. Pero el presidente de México, quien insiste en hablar de chiquillos y chiquillas, debe entender que hay ciertas cosas que un mandatario no debe decir aunque las piense.
Correo electrónico:
sergiosarmiento@todito.com