Advierte la nación árabe sobre los riesgos de que su programa se debata en la ONU.
EFE
Teherán, irán.- Irán advirtió ayer, del riesgo de que la polémica sobre el controvertido programa nuclear se radicalice si la Organización Internacional de la Energía Atómica (OIEA) la eleva al Consejo de Seguridad de la Organización de las Naciones Unidas (ONU).
?Instamos a la OIEA a que evite examinar mañana (hoy) el caso de Irán de manera irreflexiva, ilógica y radical, ya que el lenguaje de la amenaza y la fuerza no funcionan?, declaró el portavoz del Ministerio iraní de Asuntos Exteriores, Hamid Reza Asefi.
?Si en esta reunión se margina el trabajo técnico y jurídico para dedicarse a la política, la cuestión será a partir de entonces política?, recalcó el responsable iraní en su conferencia habitual de los domingos.
A este respecto, Asefi avisó que su país responderá en consonancia con la decisión de la OIEA.
La nueva advertencia iraní se produce en un momento de creciente presión por parte de Estados Unidos, país que denuncia que Irán oculta un programa secreto para la adquisición de armamento nuclear.
Washington trabaja desde hace meses para que la polémica salte el ámbito de la OIEA y llegue al Consejo de Seguridad de la ONU, órgano que podría aplicar a Irán medidas correccionales.
Sin embargo, potencias como China y Rusia se muestran reticentes, así como algunos de los países no alineados, como la India y Sudáfrica, que se oponen.
El sábado, ante la Asamblea General de la Organización de las Naciones Unidas, el presidente iraní, Mahmud Ahmadineyad, reclamó ?el derecho inalienable? de su país a la adquisición de combustible nuclear para fines pacíficos y rechazó así de nuevo la propuesta de la Unión Europea (UE) de proporcionarle dicho material con incentivos.
Irán y la Unión Europea rompieron el pasado agosto sus negociaciones sobre la controversia nuclear después que el régimen de los ayatolá decidiera reanudar su actividad en la planta nuclear de Isfahan, en el centro del país.
Esta central esta capacitada para transformar el polvo de uranio bruto en gas, primera fase para el enriquecimiento de uranio. Según el régimen iraní, su programa tiene objetivos pacíficos, en especial la adquisición de energía eléctrica.