El País
MADRID, ESPAÑA.- El retrato que Alejandro Amenábar ha hecho de Ramón Sampedro y de las personas que lo acompañaron en los últimos años de su vida lo ha llevado a ser el triunfador absoluto de la XIX edición de los Goya. Mar Adentro, su cuarta película, hizo historia en la noche del domingo al lograr 14 de los 28 premios.
No es mitómano pero sí supersticioso. Los últimos zapatos azules que se compró para llevar a la ceremonia de los Globos de Oro, donde logró el premio a la mejor película extranjera, se los puso para asistir a la fiesta del cine español. ?Me han traído suerte, así que ni dudo en llevármelos a los Oscar, aunque allí la competencia es mucho más dura?, asegura el realizador Alejandro Amenábar (Santiago de Chile, 1972) con dos de las 14 estatuillas que ha conseguido por Mar Adentro en la mano en la madrugada del lunes. Le brillan los ojos, muestra una media sonrisa, está feliz pero con los pies en la tierra: ?tengo difícil conseguir la estatuilla americana, pero sé que no es imposible?. Durante los meses que ha estado en Estados Unidos promocionando la película ha tenido alguna que otra oferta de la industria americana pero ha mirado hacía otro lado porque, según confiesa, ?no quiero dejarme tentar por el dinero?.
Habla de la importancia que han tenido los actores en Mar Adentro -seis se alzaron con la escultura de Goya- y de sus apuestas a la hora de elegir a algunos de los intérpretes. ?Me ha hecho mucha ilusión el premio a Belén Rueda porque fue una decisión personal, muy a contracorriente de lo que opinaban otras personas. Ella ha demostrado que lo ha dado todo y bien. La adoro?. Pero es hablando de la música donde se percibe cierta emoción y reconoce ciertas dificultades para llenar de notas el pentagrama y componer una melodía.
Su película ha sido la más premiada de la historia de los Goya y no parece causarle demasiada sorpresa. ?Me esperaba y confiaba ganar estos premios porque es una película que hemos construido con mucho cariño. Aunque no creo que sea matemático que el Goya a la mejor película signifique que sea la mejor producción del año. Los premios me demuestran el cariño y el respeto hacía mi trabajo, por un lado, y la valoración a las interpretaciones, por otro?.
Habla de cómo quería desde el principio que fuese su película, ?visualmente muy plácida pero donde las emociones vinieran de los intérpretes. Está basada en hechos reales y por ello desde el principio nos quisimos pegar a la tierra, a la realidad geográfica y además que eso nos permitiera despegar. No renunciar a los acentos, no renunciar a nada?.
En los años anteriores a rodar la historia de Ramón Sampedro, Amenábar había visto entrevistas, reportajes que le llevaban a pensar que había algo detrás para ser contado y fueron unas notas de prensa lo que le decidió a embarcarse en una nueva aventura cinematográfica, totalmente diferente a sus anteriores películas. ?Cuando miro para atrás, toda mi filmografía nace de un artículo de prensa. Los otros, Abre los Ojos y Tesis nacieron de las noticias en los periódicos. Cuando conocí la historia personal e íntima de Ramón Sampedro, me enamoré del personaje?. Amenábar reconoce que se quedó fascinado por la figura del Sampedro y por las distintas maneras de vivir el amor que había tenido con mujeres diferentes.
El realizador habla de su responsabilidad a la hora de tratar el tema de la eutanasia y lamenta las consecuencias posteriores que ha tenido su trabajo -las disputas entre los familiares de Sampedro y Ramona Manero, la mujer que le ayudó a morir-. ?Los hechos tenían que ser fieles a la esencia de la historia porque había que resumir siete años en dos horas y media y teníamos una responsabilidad con varios colectivos de tetrapléjicos y discapacitados. No quería que la película fuese un insulto para esos colectivos y eso estaba en la personalidad de Sampedro, que no quería reivindicar lo suyo para los demás. En una situación igual y desde mi óptica personal yo querría seguir viviendo. Esa idea la teníamos muy presente cuando escribíamos el guión, debíamos ser respetuosos con los personajes reales, queríamos ser fieles a la historia, pero no reabrir heridas. Lamentablemente, lo que en la película hemos tratado con mucho cuidado de pronto ha salido en los medios con muy pocos matices, y se ha abierto un debate que no tiene que ver con la eutanasia y que es un debate doméstico entre la familia de Ramón Sampedro y Ramona Manero?.