¡Caray, cómo ha crecido la mancha citadina de este nuestro querido Torreón, resaltando en ella los edificios que albergan las diversas actividades! Los planteles educativos de primer nivel, tanto de la iniciativa privada, como oficiales; la estructura hotelera que oferta variadas perspectivas a todo visitante; los dos teatros, Martínez y Nazas, auténticos orgullos de la comarca; los templos religiosos y los clubes y sus campos de golf.
Precisamente, la última sesión comida del Club Sembradores de Torreón fue ofrecida en el Campestre La Rosita por Nicolás Papadópulos, Hugo García y Arturo Giacomán y la verdad, no habríamos podido disfrutar de mejor panorama que el que se presencia desde la Terraza, con la hermosa vista del lago, de los links y los greens. El campo, hasta donde nuestros ojos alcanzan a ver.
Por otro lado, el disfrute habitual en estas reuniones es la conversación sabrosa y amena con nuestros contertulios, que en esta ocasión fueron Luis Amarante, Salvador Valencia, Mario Villarreal, Salvador Álvarez y mi acompañante de siempre Zeferino Lugo.
Aunque ya teníamos conocimiento de ello por las crónicas escritas y gráficas de El Siglo de Torreón, Luis Amarante nos amplió los detalles de la inauguración del Centro de Información y Tecnología Educativa Francisco Martín Borque en el Instituto Tecnológico de Monterrey, Campus Laguna, perpetuando así la memoria de don Paco, uno de los más preclaros hombres de empresa de La Laguna, tan ligada su acción bienhechora a las instituciones educativas torreonenses.
En ese par de horas que se ocupan en nuestras reuniones, muchos son los temas de conversación abordados, intrascendentes algunos, pero otros de mucha miga, como cuando salen a colación el Ideario y el Credo Sembrador, que ambos sentencian la importancia de la familia en la vida del hombre.
?La familia, fuente de vida y de educación, es una institución directamente surgida de la naturaleza, que debe ser estimulada y favorecida en su unidad, estabilidad y prosperidad?. Así reza el punto ?B? de los principios del Ideario. Mientras que el Credo dice: El sembrador cree y apoya incondicionalmente a la familia como centro único de amor y comprensión humana y factor respetable y respetuoso de la paternidad y maternidad creadora?.
Si el hombre, la persona, es clave de todo el cuerpo social, la familia es su cédula. Es donde ese hombre nace, crece, se reproduce y muere.
En éstas y otras reflexiones se cumplió nuestro espacio de tiempo y como los deberes cotidianos hay que atenderlos, nos despedimos de nuestros amigos dejando para otra ocasión seguir exprimiéndonos el caletre.
