“Es muy peligroso escuchar. Si se escucha, corre uno riesgo de que lo convenzan”.
Oscar Wilde
Andrés Manuel López Obrador ha tomado la decisión de no presentarse en los distintos foros empresariales que se están llevando a cabo en estos días y en los que están participando los demás candidatos a la Presidencia de la República.
López Obrador fue el único candidato que no asistió este martes 22 de noviembre a la XVI Convención del Mercado de Valores. Todo parece indicar que también será el único que no ofrecerá sus puntos de vista en la reunión de la Concamin, la Confederación de Cámaras Industriales, este jueves y viernes. Al parecer la historia se repetirá en las reuniones programadas para los próximos días por el Instituto Mexicano de Ejecutivos de Finanzas (IMEF) en Veracruz y por la American Chamber/Mexico. Andrés Manuel se ha abstenido también de firmar el Acuerdo de Chapultepec, ya firmado por Roberto Madrazo del PRI y Felipe Calderón del PAN.
Podríamos pensar que el candidato del PRD se habría abstenido de asistir a uno o dos de estos foros si el problema fuera de agenda. Pero la información disponible permite suponer que hay un rechazo sistemático a las invitaciones de los grupos empresariales. En esto parece haber un mensaje. Andrés Manuel les está diciendo a los empresarios que no está interesado en conversar con ellos ni en presentarles sus propuestas de gobierno.
¿Cuál es la razón? Puede uno pensar que Andrés Manuel piensa que los foros empresariales le son hostiles. En la Convención del Mercado de Valores, por ejemplo, el aplausómetro se lo llevó claramente Felipe Calderón. Puede argumentarse que las organizaciones de empresarios son por naturalezas proclives al PAN. Pero es en los foros donde hay gente de otra ideología donde los candidatos pueden ganar nuevos votos. De poco sirve predicar a los conversos.
He escuchado el argumento de que la ausencia de López Obrador de los foros empresariales es parte de una estrategia electoral. Andrés Manuel quiere ser percibido no sólo como el candidato de la izquierda sino el de los pobres. Dentro de esta estrategia, quizá él o sus asesores consideran que es conveniente mantener una distancia frente a los grupos empresariales. Después de todo, los empresarios tienen dinero y al parecer eso los hace sospechosos de todos los delitos y todos los abusos. O quizá el desprecio no sea ideológico sino práctico: los empresarios son relativamente pocos en un país de 106 millones de habitantes y representan por lo tanto un número escaso de votos.
Pero independientemente de las consideraciones practicas, resulta inquietante que uno de los principales candidatos a la Presidencia de la República, el que se encuentra en primer lugar en las encuestas, se niegue a hablar con los empresarios del país. Cuauhtémoc Cárdenas -las tres veces que fue candidato presidencial de la izquierda- nunca rechazó hablar con los empresarios. Entendía la importancia que éstos tienen en una economía moderna. Sabía que para conseguir empleos hay que tener inversión. Y que no se puede tener inversión sin empresarios.
Hay candidatos, por otra parte, que piensan que es conveniente mantener una distancia frente a los medios y a los distintos grupos de la sociedad. Ésta es una filosofía común entre quienes piensan que están en primer lugar en un proceso electoral. Recordemos el caso de Santiago Creel, quien declinó participar en varias “pasarelas” organizadas por su propio partido, el PAN. Durante la primera parte de la precampaña panista, también era mucho más difícil para los medios obtener una entrevista con Creel que con Calderón. Pero la táctica puede ser desastrosa. El disponible Calderón pronto rebasó al distante Creel. Y cuando Creel buscó revertir la situación, y buscó personalmente aparecer en los medios y los foros que había despreciado, era demasiado tarde.
El rechazo de López Obrador a asistir a reuniones empresariales parece un lamentable retorno a una visión que durante mucho tiempo tuvo la clase política de nuestro país. A los empresarios los consideraba villanos en una visión marxista de la historia y la política en que la lucha de clases es una constante.
Andrés Manuel, de hecho, no gobernó de espaldas a los empresarios en el Distrito Federal. Colaboró con Carlos Slim en la reconstrucción del centro histórico de la ciudad, mientras que su segundo piso del Periférico lo hicieron un héroe entre varios constructores.
Aun así, en un momento en que los candidatos a la Presidencia deberían estar presentando sus propuestas a todos los grupos de la sociedad, y especialmente a quienes pueden realizar las inversiones que tanto requiere el país, es preocupante ver a un candidato que se niega a hablar con los empresarios.
FLAT TAX
Felipe Calderón ofreció a los participantes en la convención del Mercado de Valores impulsar una tasa única de impuesto sobre la renta, esto es, un flat tax. El propósito principal sería tener un sistema tan sencillo que cualquiera pudiera pagar sus impuestos, pero también contar con una tasa suficientemente baja para ser competitiva con los de nuestros rivales comerciales. El flat tax, o las aproximaciones que a él se han hecho en algunos países, han generado un alto crecimiento en las economías en las que se han aplicado.
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