Unidad Democrática, el grupo de opositores a Roberto Madrazo, sufrió una baja, cuenta con un nuevo integrante, avanza en la realización de sus foros y anunció el procedimiento de elección de su propio precandidato, que enfrentará al ex gobernador de Tabasco que por segunda vez aspira a la postulación presidencial del PRI.
Al foro inicial de discusión, celebrado en Guadalajara el 15 de junio, ya no se presentó en su condición de aspirante a candidato el ex gobernador de Veracruz, Miguel Alemán Velasco. Días antes aceptó una responsabilidad al lado de la actual dirección para encabezar la preparación de la plataforma partidista y con ello tácitamente abandonó su propósito de encaminarse hacia la posición que desempeñó su padre de 1946 a 1952.
Pero, en compensación, un nuevo miembro se incorporó a Unidad Democrática anteayer miércoles, mismo día en que en Monterrey se efectuó el segundo de los foros de discusión de los tucomistas, unitarios o antimadracistas. El primero, sobre gobernabilidad fue coordinado por Arturo Montiel, el dispendioso gobernador del Estado de México, lanzada ya a una amplísima difusión nacional de su candidatura.
El de este miércoles se realizó en Monterrey, bajo la responsabilidad de Tomás Yarrington y el tema fue desarrollo económico. Muy semejantes entre sí los aspirantes, sus análisis y propuestas en los dos temas hasta ahora abordados son también muy parecidos, y es de esperarse que así ocurra en la presentación de los demás asuntos, pues no son las ideas ni los planes lo que hará que alguno de ellos gane la precandidatura. Ya se ha anticipado el procedimiento que aplicarán, para decidirla y del que los foros forman parte y a ello me referiré pronto. Por ahora importa poner en relieve la importancia de que haya un nuevo integrante de UD, el senador Genaro Borrego.
Integraron originalmente ese grupo el ya mencionado y autoexcluido Alemán Velasco, cuando aún gobernaba su estado natal, el tamaulipeco Yarrington, Montiel, Manuel Ángel Núñez, de Hidalgo; Enrique Martínez y Martínez, gobernador de Coahuila y Enrique Jackson, líder priista en el Senado. Todos ellos hicieron explícita su pretensión presidencial, a diferencia de los gobernadores de Nuevo León y Sonora, Natividad González Parás y Eduardo Bours, que sin esa intención buscan que haya un precandidato fuerte que oponer a Madrazo.
Quizá no en sentido formal, actúan como integrados al Tucom el ex candidato presidencial Francisco Labastida (que venció al tabasqueño en la contienda interna de 1999) y Elba Ester Gordillo, que por lo pronto parece estar representada por el diputado Roberto Campa, que es el secretario de ese grupo.
Poco importa si UD es un club al que se ingresa sólo por invitación y de ser así si se han girado otras, que no fueron aceptadas o todavía no lo son. Lo cierto es que Borrego podría haber solicitado él mismo incorporarse al antimadracismo formal, ya que lo ha practicado. Debe recordarse que en el proceso interno que desembocó en la elección de Madrazo, Borrego fue partidario de Beatriz Paredes, a quien ya casi nadie recuerda como adversaria de Madrazo, con quien después anudó acuerdos y alianzas, que alejaron el riesgo de ruptura que sin base sustantiva se creyó posible hace tres años.
Borrego fue director del Instituto Mexicano del Seguro Social y antes gobernador de Zacatecas y presidente nacional del PRI. Su ascenso y caída en esa posición ilustran como en pocos casos la manipulación de ese cargo por el presidente de la República, Carlos Salinas en este caso. Lo hizo salir antes de tiempo de la gubernatura zacatecana para encumbrarlo en el partido oficial, desde donde lo dejó caer de feo modo antes que cumpliera un año en ese cargo. Borrego se enteró al leer una columna política de que sería reemplazado por Fernando Ortiz Arana en el curso de una asamblea en Aguascalientes a que llegó como líder y se retiró desplazado.
Como los nombramientos y despidos del dirigente del PRI nada tenían que ver con el partido, en su interior no se produjo en ninguno de los dos momentos emoción alguna, por lo que no puede uno formarse idea de su capacidad de liderazgo a partir de su paso por la Presidencia.
Pero Borrego se ha revitalizado a sí mismo, se arriesgó a disputar su curul senatorial por votos y ganó la de mayoría en el estado que ya había gobernado, lo que pocos en su lugar podrían hacer. De modo que es relevante su ingreso al grupo de quienes buscan, lo dicen oficialmente en sus boletines, “elegir a un solo candidato dentro del PRI, alternativo a la candidatura de Roberto Madrazo”.
En las filas del madracismo, en cambio, parece que se abrió una fisura, que podría ensancharse hasta convertirse en fractura. Se trata de la defenestración del diputado Ángel Buendía, cercano amigo de Madrazo, ejecutado por Emilio Chuayfett, a quien el líder nacional priísta impulsó a la cabeza de la fracción priista en San Lázaro. Cuando eso ocurrió en diciembre de 2003, Buendía fue uno de los arietes para derribar a Gordillo y para que el ex gobernador mexiquense ocupara su sitio.
Mereció por ello una alta recompensa. Del mismo modo en que ahora lo echó, Chuayfett desbancó entonces a Francisco Rojas (es director de Pemex, ex secretario de la Contraloría) de la presidencia de la comisión de presupuesto y cuenta pública.
Buendía encabezó la batalla por las modificaciones presupuestales que ahora serán discutidas de nuevo, tras el reconocimiento judicial a la capacidad de veto del presidente.