BOGOTÁ, COLOMBIA, (EFE).- El sacerdote colombiano José Navas, que había sido dado por desaparecido en el nordeste del país, apareció en Bogotá bajo los efectos de una droga usada por asaltantes para sedar a sus víctimas, dijeron fuentes eclesiásticas.
Efectivos policiales encontraron a Navas en una avenida del norte de la capital colombiana, cuando el sacerdote se reencontraba con una familiar a la que llamó por teléfono para pedirle ayuda.
La suerte del religioso era un misterio desde el tres de agosto, día en que desapareció cuando viajaba de Ocaña, localidad en la que ejercía, a Cúcuta, la capital departamental de Norte de Santander, distante a 630 kilómetros de Bogotá.
El responsable del Secretariado de Pastoral Social en Ocaña, Leonel Pineda, informó a la prensa que Navas pudo recibir una ?fuerte dosis? de escopolamina, una droga de origen vegetal que altera el estado de conciencia en quienes la reciben.
El sacerdote ?estuvo por lo menos veinte días en un estado adormecido, (y) fue despertando?, explicó Pineda, quien dijo que el religioso tomó un autobús que le transportó hasta Bogotá.
El portavoz no ofreció precisiones sobre los días de partida de Cúcuta y de llegada a la capital colombiana, ni tampoco detalló las condiciones en las que se encontró al religioso, que pertenece a la orden misionera de San Juan Eudes.
Navas recibe asistencia médica en el hospital público de Mosquera, localidad vecina a Bogotá y sede de un convento eudista.
Las autoridades eclesiásticas colombianas llegaron a temer que el sacerdote hubiera caído en manos de alguno de los grupos armados ilegales que actúan en el nordeste del país.
La incertidumbre se acrecentó el pasado día 15, cuando guerrilleros del Ejército de Liberación Nacional (ELN) asesinaron a dos sacerdotes de la Diócesis de Ocaña, así como a dos civiles que se movilizaban por una carretera intermunicipal.