EFE
VENECIA, ITALIA.- La crítica internacional recibió con un cerrado aplauso la segunda incursión del actor y director estadounidense George Clooney en la realización de su filme Good Night, and Good Luck, el cual es una eficaz y actual denuncia del poder dictatorial, ambientada en Estados Unidos (EU) en la época del senador McCarthy.
Otra cinta de la sección competitiva oficial que se presentó al público en la Mostra de Venecia fue Espelho Mágico, del veterano director portugués Manoel de Oliveira quien, casi centenario -tiene 97 años-, continúa haciendo cine.
Nada más diferente que estos dos largometrajes. Mientras la cinta estadounidense es clara, diáfana y eficaz -ya que apunta desde el comienzo a un objetivo que logra sin concesiones al arte ni a la creatividad-, el filme de Oliveira termina por cansar al espectador, que se pierde en las disquisiciones filosófico-religiosas del realizador luso sobre la posibilidad de la aparición de la madre de Dios.
Clooney dijo tras el pase de su filme, que narra el valor de un periodista de la CBS -Edward Murrow- que se atrevió a desafiar al poder del senador Joseph McCarthy y su caza de "comunistas" en la década de los 50, que recordar esos tristes acontecimientos le permite hablar de la actualidad.
"Veo muchas similitudes entre aquellos años oscuros y los errores que está cometiendo nuestro gobierno actualmente, con la utilización del miedo para limitar nuestra libertad", declaró a la prensa.
Añadió que, si las nuevas reglas sobre la seguridad nacional son aprobadas, significará que un simple agente federal podrá investigar, "por cualquier razón, nuestros antecedentes médicos o la situación de nuestras tarjetas de crédito. Y lo peor es que la persona bajo investigación, el sospechoso, no tiene el derecho de saberlo".
A juicio de Clooney, "ese es un paso peligroso en la dirección equivocada". El actor y director considera que éste es un buen momento para hablar acerca de la responsabilidad de la información.
"El periodismo es conocido como el Cuarto Poder -señaló- y su cometido es controlar a los otros tres. No es solamente un derecho sino también una responsabilidad. Por ejemplo, ¿quién creó y firmó los documentos que afirmaban que (el presidente iraquí derrocado) Sadam Husein estaba tratando de comprar uranio en Níger? Sabemos que eran documentos falsos, pero ¿quiénes estaban detrás de ellos?".
Clooney, que fue considerado un traidor por sectores conservadores de su país por oponerse a la Guerra de Irak, dijo que lo que más ama de EU es la posibilidad de la existencia de la libertad de expresión.
Tras Confessions of a Dangerous Mind (2002), su primer largometraje como director, Clooney incursiona con Good Night, and Good Luck en el terreno del documental de ficción con una gran habilidad y con el extraordinario trabajo del protagonista, David Strathairn, que encarna al periodista de la televisión que se atrevió a llamar criminal a McCarthy cuando el poder del senador era total.
"No hay verdaderos hombres malos. Es más complicado que eso", dijo Clooney en una conferencia de prensa. "Mi objetivo no es salir y atacar a una administración sino generar un debate".
NOTA REL
Jazz y cigarrillos
Goodnight, and Good Luck, que toma su nombre del eslogan de Murrow, esquiva el color y usa muchas imágenes de archivo para darle a la película un estilo documental, aligerándolo con breves interludios de jazz.
Clooney, quien produjo la película con Section Eight, su empresa conjunta con Steven Soderbergh, dijo que hizo el filme lo más realista posible, improvisando escenas en el estudio de Murrow para mostrar el caos de la vida real.
Como un toque adicional, el senador McCarthy no está representado por un actor, sino que aparece retratado a través de extractos de noticias reales.
"Si hubiéramos usado un actor, la gente hubiera dicho que fuimos duros. Teníamos que mostrarlo haciendo lo que hacía", dijo Clooney.
La fascinación de Clooney con Murrow comenzó en su casa ya que su padre era un presentador de noticias y admiraba al periodista de la CBS.
Clooney interpreta el papel del productor Fred Friendly, junto a Strathairn, quien representa al periodista, que fumaba un cigarrillo tras otro.
"Empecé tratando de imaginar qué cigarrillos solía fumar", dijo Strathairn. "Fue un proceso de escuchar, escuchar, mirar, escuchar, leer, más y más".