?Ya dí un peso?, contestan algunas personas cuando se les pide cooperación
Parada en el cruce de las calles Francisco Sarabia y el bulevar Domingo Arrieta, Teresa García Galindo espera a que el semáforo cambie a rojo. Los autos se paran y, sin más demora, ella se acerca a las ventanillas con una gran sonrisa.
Viste pantalón de mezclilla y porta unas botas cafés, pero en su vestimenta resalta el mandil blanco que tiene en el centro del pecho el distintivo de la Cruz Roja. En su mano derecha, lleva la tradicional alcancía utilizada en las colectas en pro de la institución y en la izquierda las calcomanías para poner en el parabrisas a los duranguenses que obsequian una moneda para la causa.
Son las diez de la mañana, apenas ha transcurrido una hora desde que arribó al sitio con el único deseo de colaborar a superar la meta de lo recaudado en el año 2004, que fueron dos millones 200 mil pesos. Aún quedan varias horas para culminar su actividad.
Los carros no dejan de pasar. El viento está frío y despeina su cabellera. Debido a que el aparato controlador del tránsito vehicular detiene pocos minutos a los autos, tiene que ser rápida para abarcar al mayor número de choferes.
Algunos en cuanto la ven acercarse bajan el vidrio para depositar el dinero en el recipiente que tiene, pero otros tantos sólo le dicen que no con la cabeza e incluso no falta quien la ignore por completo. En ciertos casos, la gente sólo le señala que ya cooperó. ?Ya di un peso?, refutan.
En un pequeño descanso, cuenta que trabaja en los Servicios de Salud de Durango (SSD), dentro del patronato de beneficencia, el cual auxilia a menores de edad que sufren diversos males como el cáncer, pero que carecen de los recursos económicos para solventar su enfermedad.
?La verdad, no es tan sencillo estar aquí parada pidiendo dinero, hay gente muy difícil que nos reclama cosas como que la Cruz Roja nunca llega a tiempo, que por todo pide, en fin. Pero les decimos que tal vez cuando ellos la necesiten se den cuenta que en realidad cumple con su objetivo?, dice.
Y es que, según cuenta, hace algún tiempo requirió del apoyo de la Cruz Roja. Estuvo involucrada en un accidente al lado de su bebé. Por fortuna las consecuencias no fueron graves, pero los socorristas les realizaron un minucioso examen para descartar posibles lesiones, sobre todo en la menor de edad.
?Nos atendieron muy bien, fueron muy amables y estuvieron en el lugar del accidente muy rápido?, comenta mientras mece una de sus piernas, ya que permanecer de pie es un tanto cansado.
A unos cuantos metros hay más compañeros de trabajo de Teresa que del mismo modo participan como voluntarios en la recaudación. Varios no han desayunado, por lo que el estómago les exige alimento. Sin embargo, ella continúa su labor, pues con ánimo platica que entre todos ya han otorgado 200 botiquines a la gente que se los ha solicitado.
Luego, sigue su rutina con un buen semblante. No se entristece cuando sus conciudadanos son ásperos; al contrario, asegura que su convicción no cambia, quiere ?poner su granito de arena?.
VENTA
En su colecta, la Cruz Roja ofrece algunos productos.
-Botiquín básico
Cuesta diez pesos.
Contiene alcohol, Merthiolate, agua oxigenada, algodón y curitas.
-Paquete escolar
Cuesta 20 pesos.
Contiene tres lápices, igual número de plumas, una goma grande, una libretita y un clip de plástico.
FUENTE: Investigación de El Siglo de Durango.