Durango

Apoteótica recepción al obispo Ruy Rendón

Proteger a su pueblo de las doctrinas erróneas y de la injusticia fue la promesa de guía espiritual

PUEBLO NUEVO, DGO.- Monseñor Ruy Rendón Leal tomó posesión de la Prelatura de El Salto, tras la ordenación episcopal, donde el prelado manifestó su compromiso de cuidar su pueblo, ser bondadoso, comprensivo ante los pobres, inmigrantes y todos los necesitados.

?Anhelo proteger a este pueblo de todo lo que represente una amenaza como doctrinas erróneas, falsos dioses, cultura de la muerte y escrituras de pecado. Mi intención es desgastarme en esta Prelatura de El Salto, no seré buen obispo si me busco a mí mismo y no pongo en primer lugar en mi corazón como un tesoro a cada uno de ustedes?, enfatizó el prelado ante miles de asistentes ayer ?día de San Andrés- en el Auditorio del Pueblo a las 12:00 horas.

Frente a la gran multitud de personas provenientes de varias partes del país, del nuncio apostólico Giuseppe Bertello; obispos, sacerdotes, religiosas y la presencia del gobernador Ismael Hernández Deras acompañado de su esposa Gabriela López de Hernández y los alcaldes José Francisco Deras Cabral, Jorge Herrera Delgado, Rafael Díaz Irigoyen, de Pueblo Nuevo, Durango y Canatlán, respectivamente.

Con sentimientos de fragilidad y pequeñez, reconoce monseñor Rendón Leal haber orado días antes: ?¿por qué yo, Señor??; luego se comprometió a trabajar hasta el último aliento en la Prelatura, consciente del llamado evangélico de volverse pescador de hombres con la convicción de que Dios lo acompaña, de ahí que tomó su lema, Tecum Ego Sum (?yo estoy contigo?), mensaje que transmitirá a todos los fieles.

Señaló que no viene a iniciar una labor sino a continuar la realizada por 17 años del ahora obispo emérito Manuel Mireles Vaquera. Expresó: ?mi anhelo en el servicio episcopal es que los hombres y mujeres que se encuentren sumergidos por el sufrimiento, pobreza, enfermedad, la soledad o la injusticia, experimenten a través de mi persona la cercanía de Dios con nosotros, del Emanuel que nos acompaña hasta el fin del mundo?.

?Mi intención no es otra que reproducir las actitudes del buen Pastor: dar la vida por nuestros semejantes, deseo conocer el extenso territorio de la Sierra de Durango, visitar las parroquias y acercarme a cada persona para conocer sus necesidades y carencias, porque sólo con un conocimiento de la realidad el obispo podrá servir mejor a su pueblo, siendo solícito con los más alejados?.

Ofrece dos manjares exquisitos: la Palabra de Dios y la Eucaristía; estos dos alimentos harán crecer en todos la vida verdadera. Además, fue claro al mencionar que guiará a sus fieles no con palabras sino con el testimonio de la vida.

?Entrega, sacrificio, generosidad, disponibilidad, renuncia a sí mismo y amor son palabras de todo buen pastosr somos herederos en esta Sierra de Durango de una tradición misionera; esta Prelatura así nació y así se ha mantenido en 37 años de existencia. Por ello, quien preste un servicio pastoral en estas tierras tendrá que tener un sólido espíritu misionero, caracterizado por la austeridad, generosidad, solidaridad, fortaleza y disponibilidad de la evangelización?.

?Quiero ser pastor orante por su pueblo, que interceda por su gente; Cristo y María Santísima serán su inspiración. El mejor de sus deseos es morir en esta tierra que le fue asignada para su misión pastoral.

Como primer acto de gobierno nombró a José Anaya Rodríguez provicario general de la Prelatura y ratifica además a todos los sacerdotes en los oficios que vienen desempeñando a la fecha.

FUE UN DÍA DE FIESTA

Apoteótica bienvenida dieron los ciudadanos de El Salto y de otros lugares del país a monseñor Ruy Rendón Leal, quien en un vehículo especial recorrió la principal avenida ?16 de Septiembre- hasta el auditorio, en medio de una valla humana y adornos de papel y globos de colores amarillo y blanco.

El júbilo era evidente, una escolta y matachines abrían paso a la comitiva formada por Rendón Leal, el Nuncio Apostólico, los arzobispos de Durango, Héctor González Martínez, y de Monterrey, Juan Francisco Robles Ortega, y una columna de vehículos donde viajaban los obispos, sacerdotes y autoridades civiles.

La llegada a la entrada de la ciudad de El Salto fue a las 11:15 horas, para luego iniciar la concelebración, donde monseñor González Martínez fue el encargado de la homilía.

Previo a la imposición de manos por los arzobispos de Durango, Monterrey y del obispo emérito Mireles Vaquera, el Obispo electo se postró frente al altar mientras se hacían las oraciones correspondientes.

El obispo consagrante fue monseñor Robles Ortega. Se le entregó al nuevo prelado el libro de los evangelios, el anillo como símbolo de fidelidad, imposición de la mitra, del báculo, además de la unción de la cabeza.

Fue un día de fiesta, el júbilo embargaba a los serranos, quienes ovacionaron a su nuevo pastor y desde luego rindieron justo homenaje al obispo emérito Mireles Vaquera, todo por gratitud.

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