Aprueba la Cámara de Diputados de Brasil la "Ley de Bioseguridad" que entre otros aspectos legaliza el uso científico de células madre de embriones humanos
Brasilia, (EFE).- La Cámara de Diputados de Brasil aprobó hoy con carácter definitivo la llamada "Ley de Bioseguridad", un conjunto de normas que entre otros puntos autoriza estudios científicos con células madre de embriones humanos.
La decisión de los parlamentarios concluye la tramitación de un proyecto de ley presentado en octubre de 2003 y que puso en pie de guerra a grupos religiosos de un lado y científicos del otro.
Los próximos días el presidente Luiz Inácio Lula da Silva deberá sancionar la nueva legislación que también prevé la creación de la Comisión Técnica Nacional de Bioseguridad.
Dicha comisión tendrá la incumbencia de fiscalizar y regular la producción de cultivos de variedades genéticamente modificadas, los llamados productos transgénicos, así como autorizar o prohibir demás experimentos científicos de tipo genético en el país.
Por las nuevas normas, se podrá igualmente estudiar, cultivar, almacenar, importar y exportar productos agrícolas transgénicos, sin que sea más necesario que el Ejecutivo promulgue medidas provisionales para permitir tales actividades.
Además de acabar con una práctica dependiente de la burocracia estatal, lo que a veces provocaba perjuicios financieros a muchos productores y exportadores agrícolas, también se oficializó la derrota de los ecologistas contrarios a los transgénicos en el pulso que mantenían desde hace años con los defensores de esos productos.
Respecto a la liberación de las células madre de embriones humanos quedó definido que tales materiales genéticos sólo podrán servir para fines científicos siempre y cuando se encuentren congelados durante tres años al menos.
Los científicos han señalado que ese es el tiempo máximo durante el cual las clínicas de reproducción almacenan los embriones, ya que al cabo de ese período éstos pierden las condiciones de ser inoculados en un útero con el objetivo de dar vida a un hombre o a una mujer.
Tal explicación fue fundamental para que muchos legisladores miembros de las bancadas católicas y evangélicas optasen por dejar de rechazar el proyecto y, como justificaron algunos, "permitir que algo que sería descartado pudiese ayudar a mejorar vidas".
Distintos representantes de religiones cristianas se oponen a ello pues aseguran que, al contrario de lo que afirman varios estudios científicos, las células madre no ayudan a recuperar minusválidos ni tampoco a curar enfermedades degenerativas.
Uno de los diputados que apoyaba a los grupos religiosos era el propio presidente de la Cámara Baja, Severino Cavalcanti, elegido hace dos semanas.
No obstante, pocas horas antes de la votación, Cavalcanti fue visitado por su propia hija, la fisioterapeuta y diputada regional Ana Cavalcanti, y por el ministro de Ciencia y Tecnología, Eduardo Campos, ambos favorables al uso científico de las células madre.
"Padre mío, si Dios me trajo al Congreso en este momento como fisioterapeuta y parlamentaria, entienda eso como un mensaje de Dios. Tengo pruebas de vida como profesional de que las personas están esperando ansiosas por ese proyecto", declaró la diputada a su padre ante periodistas.
"Permítanos el derecho de votar ese proyecto hoy y usted entrará a la historia por ese acto de coraje", agregó a su vez el ministro, quien recordó que su padre murió con 53 años por problemas cardíacos que supuestamente podrían ser resueltos con las citadas células.
Para no traicionar a sus principios, Cavalvanti decidió retirarse del pleno durante la histórica y polémica votación.