NUEVA YORK, NY.- Las autoridades de Nueva York dieron ayer su visto bueno para que el equipo de futbol americano de los Jets construya su nuevo estadio en la ciudad, pieza clave en su oferta para albergar los Juegos Olímpicos de 2012, un proyecto polémico que divide a los ciudadanos.
La oferta de los Jets, cifrada en 720 millones de dólares, se impuso a otra presentada por Cablevisión, superior en 40 millones, pero cuyo plan no convenció a la Autoridad Metropolita de Transporte (MTA, por sus siglas en inglés), propietaria de los terrenos donde se levantará el estadio.
Este será la pieza central de un ambicioso proyecto de reforma y revitalización de la zona oeste de Manhattan que el alcalde republicano Michael Bloomberg quiere sacar adelante y que cuenta con la oposición de más de la mitad de la población, justo en el año que busca su reelección.
El proyecto aún debe ser aprobado por otras instancias, lo que se da por hecho, aunque no se descartan problemas legales y burocráticos en un futuro.
El estadio será además la ?joya? que prometió Nueva York en la candidatura que presentó para albergar los Juegos Olímpicos de 2012 y que se disputa con París, Londres, Madrid y Moscú, a la espera de que el Comité Olímpico Internacional (COI) decida la ganadora en julio.
La falta de la aprobación del proyecto era uno de los puntos débiles en la oferta de Nueva York, como hicieron notar los expertos del COI que visitaron la ciudad el mes pasado para conocer de primera mano sus instalaciones. Más aún, era imprescindible para que ésta tuviera alguna posibilidad. Ya entonces, Bloomberg les aseguró que el proyecto saldría adelante.
El recinto deportivo, con capacidad para unos 75 mil espectadores y con techo retráctil, se utilizaría para las ceremonias de apertura y clausura de los Juegos Olímpicos, así como para las pruebas de atletismo y la fase final de futbol, según el plan de NYC2012.
El proyecto de estadio recibió la semana pasada un importante espaldarazo de la Liga Nacional de Futbol Americano (NFL, por sus siglas en inglés) al decidir que el Super Tazón, la gran final de este popular deporte estadounidense, se celebre en Nueva York en el 2010, si el estadio es una realidad para entonces.
Con un presupuesto total estimado en mil 700 millones de dólares, el nuevo complejo, que incluye además del estadio viviendas en una de las zonas más abandonadas de la ciudad, se levantará a orillas del río Hudson y se construirá sobre las vías del tren.
Diversas organizaciones sociales y políticas han alzado su voz contra la idea de la alcaldía al destacar las molestias que supondrá para los vecinos tener un estadio (actualmente los Jets lo tienen en Nueva Jersey) de estas dimensiones dentro de la ciudad.
También temen que tengan que financiar con sus impuestos el proyecto. Desde las filas demócratas se prometió dar más batalla y seguir luchando para que se paralice el proyecto, que calificaron de ?terrible error?.
Algunos se preguntaron porqué la MTA se decidió por una oferta menor, frente a la de Cablevisión, de 760 millones, empresa que gestiona el famoso Madison Square Garden, casa de los New York Nicks y sede de numerosos conciertos.
Según los miembros de la MTA, se decidieron por la propuesta de los Jets por considerar que marca plazos más cortos en el desarrollo de la zona y favorecerá el proyecto de prolongación de la línea siete de la red de metro, entre otras ventajas.
Del total ofertado de 720 millones, 440 millones serían aportados por seis promotores inmobiliarios que respaldan el proyecto de los Jets y que les daría derecho a desarrollar proyectos en torno al estadio, siempre y cuando el ayuntamiento recalifique los terrenos. Por su parte, las autoridades, estatales y municipales, ya han prometido que aportaran 600 millones de dólares para, entre otras cosas, cubrir las vías del tren ahora a la vista.
Otra oferta, presentada por TransGas Energy Systems LLC, puso encima de la mesa mil millones de dólares pero fue rechazada semanas atrás.
Según la última encuesta difundida sobre esta cuestión, el 53 por ciento de los neoyorquinos se oponen a la construcción del estadio, frente al 38 por ciento que se muestran de acuerdo, unos porcentajes que se han mantenido constantes desde enero, cuando se anunció el plan.
