Colonia, Alemania.- Un gol de penalty de Juan Román Riquelme y otro, en el segundo tiempo, de Javier Saviola, permitieron que Argentina comenzara la Copa de las Confederaciones con una victoria, más gris de lo esperado, por 2-1 sobre Túnez.
Aun cuando el técnico argentino José Pekerman experimentó con jugadores no habituales y la selección albiceleste pareció controlar el juego en todo momento, su triunfo no transmitió apenas, porque no trasladó al campo la gran distancia que le separa del voluntarioso campeón africano.
Le costó a Argentina entrar en el encuentro. No apostó Pekerman por primar la zona de creación, con la inclusión de Pablo Aimar junto a Román Riquelme, como se había especulado, sino que entró Maxi Rodríguez como acompañante de Javier Saviola y a la selección albiceleste pareció atragantársele el comienzo de la competición.
Frente a un conjunto que ofreció un agradable juego, pero que aún es demasiado tierno para medirse a un candidato al título mundial, Argentina necesitó de un penalty en contra para despertar y de otro a favor para imponer su gran superioridad.
El campeón africano tuvo la oportunidad soñada para adelantarse, gracias a la pena máxima cometida por Germán Lux sobre Haykel Guemamdia pero Imed Mhadhebi la lanzó fuera y ahí se acabaron sus opciones.
Porque Argentina se sobresaltó, Riquelme entró en juego y puso en ventaja a su equipo desde el punto de penalty, gracias a una ingenua falta de Hatem Trabelsi, que desplazó con la cadera a Maxi cuando éste se disponía a cabecear dentro del área.
No pareció necesitar mucho más el conjunto de Pekerman para asegurar el primer triunfo, porque Túnez le facilitó las cosas en el segundo tiempo, al adelantar mal la línea de zagueros y propiciar una internada por la banda de Galletti que culminó Saviola, entre cuatro rivales.
Con casi todo resuelto, con una defensa de cuatro y Carlos Tévez en el ataque, en sustitución de Saviola, Argentina creyó tener el partido ganado, pero sufrió más de lo esperado en el tramo final del encuentro.
Otra apurada salida sobre Guemamdia se convirtió en un nuevo penalti, pese a que en esta ocasión no tocó al delantero del Sfaxien, que fingió la caída.
Marcó Guemamdia y dotó de interés al último cuarto de hora, porque Argentina trató de avivar el ritmo de juego y creó nuevas ocasiones, pero también temió por el triunfo, una victoria que no le arrebató la ingenuidad tunecina y que le permite comenzar el torneo con los tres puntos indispensables, a la espera de que Pekerman ajuste la máquina.