SUN-AEE
MÉXICO, DF.- El concierto de Armando Manzanero y sus amigos podría ser un buen pretexto para hacer una crítica furibunda contra esos aspirantes a cantantes que concursan en reality shows.
Manzanero caminó hasta el proscenio. Tembló de los pies a la cabeza mientras interpretó Somos Novios. Entre las butacas del Auditorio Nacional se escuchó un suspiro masivo y en la oscuridad se pudieron adivinar promesas de amor eterno.
Luego, los ojos de Manzanero se cerraron mientras interpretaba: "esta tarde vi llover, vi gente correr y no estabas tú".
Curiosamente, afuera llovía y algunos oficinistas compraban flores para reconciliarse con su pareja.
Y cuando Manzanero entonó "No sé tú, pero yo te he comenzado a extrañar...", una mujer no se aguantó las ganas de animarlo: "¡Arriba mi chiquito!". Manzanero levantó las manos y abandonó el micrófono: "Mientras ustedes la cantan, yo bailo".
El público cantó mientras Armando movía los pies con un sentimiento que hubiera envidiado Fred Astaire. Así terminó la primera parte. Apenas iba media hora y el público había entendido que la música no debería ser pretexto para rifar camionetas en academias de bajo rendimiento.
Manzanero cantó Voy a Apagar la Luz y terminó con un grito bluesero que le enseñó un tío que vivió en Nueva York, él era Frank Sinatra.
Entonces apareció la primera amiga de Armando: Edith Márquez.
Rendida a sus pies, la cantante le regaló una rosa e interpretó No y Cuando Grita la Piel. Después apareció Sofía Orozco, colombiana que se ha presentado en el espectáculo de Manzanero durante 2005. Rendida a su pies, le regaló una rosa y cantó Tal Vez.
Después aparecieron Lisset y la santandereana Ana Cirré.
Rendidas a sus pies, ambas le regalaron una rosa, y Cirré cantó A Punto, que fue un estreno mundial.
La última de la noche fue Susana Zabaleta, provocadora gratuita de albures y cachondeos ficticios.
"Dios es perverso porque le dio a usted la habilidad de saber tratar a las mujeres. Todas caen rendidas a sus pies... ya va en su cuarta esposa ¿no?".
Manzanero frunció el ceño: "Cuando yo quiera hablar de mi vida privada le habló a la revista Hola! y me paga unos millones".
Juntos, Susana y Armando cantaron un pedacito de una canción inédita llamada Fin de Semana.
Luego Susana hizo una denuncia pública: "Me habían invitado a cantar en el evento de Orgullosamente Mexicano, pero luego me dijeron que no, porque era muy hocicona, nomás porque había criticado al gobierno".
Después de escuchar la voz de estas cinco mujeres, el público se convenció de que la televisión no debería darle importancia a cantantes sin talento, aunque se llamen Jolette y sean fotogénicas.
El momento más emotivo de la noche ocurrió a mitad del concierto. Armando Manzanero y Gualberto Castro, separados por un piano, cantaron Somos Novios. Ambos temblaron de pies a cabeza porque tienen eso que los académicos no tienen: mística y talento.
