El debate parlamentario de hoy puede considerarse como un pistoletazo de salida a la lucha por las urnas de las elecciones acticipadas.
Berlín, (EFE).- La campaña electoral alemana empezó hoy, de facto, con las intervenciones de los principales líderes políticos en el debate parlamentario previo al voto de confianza que perdió el canciller, Gerhard Schroeder, tras lo cual los partidos empezaron inmediatamente a trabajar en el diseño de sus programas.
Aunque en las últimas semanas los partidos ya endurecieron su tono ante la perspectiva de elecciones anticipadas, las intervenciones parlamentarias de hoy pueden considerarse como un pistoletazo de salida oficioso a la lucha por las urnas.
Tanto el socialdemócrata Schroeder como su rival conservadora, Angela Merkel, y el ministro de Exteriores, Joschka Fischer, de los Verdes, aprovecharon el debate para lanzarse descalificaciones encaminadas a calentar los ánimos ante los comicios, incluso antes de su convocatoria.
En su intervención ante el Bundestag (Cámara baja), Schroeder dejó claro que desea someter al juicio de las urnas su programa de reformas sociales, que cree no poder sacar adelante con el respaldo de todo su partido ante la resistencia del ala izquierdista, uno de los motivos en los que basó la moción de confianza.
"Así que demos a la gente la elección y la libertad de decidir por sí misma qué camino debe tomar nuestro país, qué Estado desea, qué valor debe tener en el futuro la justicia social y cuánta solidaridad debe marcar nuestra convivencia", manifestó.
El canciller arremetió contra el bloqueo de leyes que practican los conservadores en el Bundesrat, la Cámara territorial que debe aprobar alrededor de un 60 por ciento de los proyectos legislativos del gobierno, una situación que también esgrimió como motivo para el pedir el voto de confianza.
Los conservadores son "una oposición que por miedo a la responsabilidad se niega a casi toda colaboración constructiva con nosotros", y que "por puro oportunismo también calla ante los electores qué planes concretos tiene", dijo.
Esos planes se darán a conocer el próximo día 11, en un programa que los electores tendrán oportunidad de comparar con el de los partidos del gobierno, contestó luego la presidenta de la Unión Cristianodemócrata, Merkel, en tono desafiante.
La aspirante a canciller prometió promover una política "de una sola pieza", y no "zigzagueante" como la del actual gobierno.
"Con usted, vamos a tener frío en Alemania", le respondió en la misma tribuna el presidente socialdemócrata, Franz Müntefering, quien basará el programa de su partido en "trabajo, justicia y humanidad", según anunció después, al inicio de una reunión de su grupo parlamentario para debatir el programa electoral.
Quien hizo gala de un tono más agresivo fue Fischer, al reprochar a conservadores y liberales una "política fría" y atacar por todos los flancos a Merkel, hasta el punto de asegurar que ella canceló un viaje EEUU para no deteriorar su ventaja en las encuestas al mostrarse junto con miembros de un gobierno impopular en Alemania.
Los partidos del gobierno no han perdonado a Merkel que durante la crisis que precedió a la guerra de Irak ella se reuniera en Washington con el presidente de EEUU, George W. Bush, para criticar desde el extranjero la decisión alemana de no participar en la invasión.
Merkel insistió en criticar el curso "zigzagueante" de Schroeder, al que acusó de deteriorar la confianza de los ciudadanos, un bien con el que se "engrasa" la democracia para facilitar su funcionamiento.
Con ese comentario, la conservadora se lo puso en bandeja a Fischer, quien afirmó luego que cuando se trata de "engrasar" él no piensa en la supuesta crisis de confianza de este gobierno, sino en el escándalo de las "cuentas negras" del partido de Merkel.
Fischer multiplicó los sarcasmos y comparó la popularidad de Merkel con un suflé que está en el horno y se preguntó qué quedará de ello cuando "las soberanas y los soberanos pinchen en el suflé".
El ministro estuvo tan sobrado de energías y ocurrente que Schroeder, en la reunión del grupo de su partido que se celebró después para empezar a esbozar el programa, prometió que durante la campaña estará en todas partes "y, si quieren, les hago de Fischer".
Merkel, que sale con ventaja en esta precampaña electoral, estuvo particularmente débil en el debate, algo que se debió quizás a que está resfriada y a ratos le falló la voz.
Eso no explica, sin embargo, dos lapsus que tuvo la presidenta de la CDU, quien en vez de decir que la coalición roji-verde está "incapacitada para gobernar" dijo que estaba "capacitada" y, cuando habló de la alianza que piensa formar tras las elecciones citó como socio potencial al "SPD" y no a sus aliados liberales del "FDP".
Esto causó regocijo entre las filas gubernamentales del Bundestag y después, en los pasillos, conjeturas sobre si la CDU no aspira en realidad a crear una gran coalición con el SPD.
