Hasta el momento se tiene el dato de la muerte de tres ancianos (información por confirmar); no se reportan heridos, pero sí pérdidas millonarias.
NUEVA ORLÉANS (AP).- El huracán Katrina arremetió el lunes contra la costa del Golfo de México con vientos de 233 kilómetros por hora (145 mph) y una cegadora lluvia que inundó viviendas y arrancó parte del techo del estadio donde habían buscado refugio millares de personas en esta ciudad.
Katrina, que también arrojó embarcaciones a tierra e inundó casinos costeros del estado de Mississipi, se debilitó levemente durante la noche a un huracán de categoría cuatro y antes de tocar tierra en Nueva Orléans giró algo hacia la derecha a eso de las 6.10 de la mañana (11.10 GMT), cerca de la población de Buras, en el estado de Luisiana.
El sistema penetró en el de Nueva Orléans y posteriormente decreció a una tormenta de categoría dos, con vientos de unos 168 kph (105 mph) que castigaron a esta ciudad, localizada bajo el nivel del mar.
La destrucción era evidente en cualquier sitio de la Costa del Golfo de México, incluyendo unas 40 mil viviendas inundadas en St. Bernard Parish, a poca distancia del oriente de Nueva Orléans, dijo el senador estatal Walter Boasso.
Las olas llegaron a tener más de 6.5 metros en Mississipi, donde las ventanas de un importante hospital se rompieron, los postes de electricidad se cayeron y carteles quedaron destrozados. En algunas áreas, las autoridades rescataron a los residentes de los techos o áticos de las casas. En Alabama, la explosión de transformadores iluminó el cielo de las primeras horas de la mañana, al desencadenarse una serie de apagones.
"Déjenme decirles algo. He salido. Es una devastación total", expresó el jefe de bomberos de Gulfport, Mississipi, Pat Sullivan, que salió en medio del huracán para ver cómo estaban las áreas amenazadas.
Sólo se sabe que pudieran haber muerto tres ancianos, sin embargo, no hay informes concretos sobre ésto, pero los funcionarios de emergencia no han podido llegar a algunas de las áreas más afectadas. El gobernador Haley Barbour dijo que temía por los que prefirieron ignorar las órdenes de evacuación.
"Sabemos que algunas personas quedaron atrapadas y oramos para que estén bien", manifestó Barbour.
El director del Centro Nacional de Huracanes, Max Mayfield, advirtió que Nueva Orleáns será castigada durante todo el día por la tormenta y que existe el peligro de un oleaje de 4,5 metros de altura, capaz de causar vastas inundaciones.
Ed Rappaport, vicedirector del centro de huracanes, estimó que los vientos más fuertes en Nueva Orleans eran de unos 160 kph (100 mph).
Los habitantes de la ciudad pedían auxilio.
"No estoy muy bien ahora", dijo Chris Robinson hablando por su teléfono celular desde su vivienda al este del centro de la ciudad. "El agua está subiendo con gran rapidez. Tengo un martillo y un hacha y una palanca de hierro, pero estoy esperando hasta el último momento posible antes de romper el techo. Por favor, que alguien venga a rescatarme. Quiero vivir".
En la costa sur de Lake Ponchartrain, vecindarios completos de casas de un piso estaban inundadas hasta los techos. Los cestos de basura y cubiertas de automóviles flotaban en el agua.
La tormenta lanzó botes a tierra en Mississipi, inundó caminos en Alabama y cubrió puentes carreteros en el noreste de Florida. Al menos medio millón de personas quedaron sin electricidad desde Luisiana hasta Florida.
En el estadio Superdome de Nueva Orléans, hogar provisorio de nueve mil refugiados de la tormenta, el huracán arrancó parte del techo, abriendo dos enormes boquetes claramente visibles desde el piso del centro deportivo. El agua entraba y los refugiados que estaban en ciertas secciones de las gradas fueron trasladados.
La gobernadora de Luisiana, Kathleen Blanco, dijo que "el Superdome no está en una situación peligrosa".
El gerente general del estadio, Glenn Menard dijo que ignoraba cuán grave era el problema. "No tenemos manera de lograr que alguien suba (al techo) para mirar", señaló.
El alcalde Ray Nagin estimó que un 80% de los 480.000 residentes de la ciudad habían acatado un desalojo sin precedentes.
Más de cuatro mil efectivos de la Guardia Nacional se movilizaron en Memphis y ayudarán a patrullar las calles de Nueva Orleáns, dijo Terry Ebbert, director local de seguridad interna.
El desalojo de Nueva Orleáns costó vidas. Tres residentes de un asilo murieron el domingo tras ser trasladados en autobús a una iglesia en Baton Rouge. La causa probable de los fallecimientos fue la deshidratación, dijo Don Moreau, de la oficina local de investigaciones forenses.
La madrugada del lunes, las calles de la ciudad estaban vacías y los bares estaban cerrados, mientras ráfagas de viento azotaban la ciudad.