Ribeiro Filho, fue atacado cuando regresaba a su residencia, tras haber participado en una reunión para preservar la Reserva Biológica de Tinguá.
Río de Janeiro, (EFE).- El ecologista brasileño Dionisio Julio Ribeiro Filho, que desde hacía años se destacaba por defender una reserva ambiental que ayudó a crear en las afueras de Río de Janeiro, fue asesinado hoy a tiros, en un crimen que las autoridades atribuyen a cazadores.
El homicidio ocurrió once días después de que varios pistoleros asesinaran a la misionera estadounidense Dorothy Stang, que durante décadas defendió a los pobres y apoyó la explotación sustentable de la Amazonía.
Ribeiro Filho, de 59 años, fue atacado por desconocidos en la madrugada de este miércoles cuando regresaba a su residencia, tras haber participado en una reunión en la que se discutieron medidas para preservar la Reserva Biológica de Tinguá, ubicada en un suburbio de Río de Janeiro.
El activista venía recibiendo amenazas de muerte por parte de cazadores que constantemente invaden la citada reserva, así como de personas que extraen ilegalmente palmito del área protegida.
El gerente del estatal Instituto Brasileño de Medio Ambiente (Ibama) en Río de Janeiro, Edson Bedin de Azevedo, dijo no tener dudas de que el crimen fue cometido por cazadores incomodados con las acciones del ecologista.
"Los atentados contra los ecologistas son muy graves, se están multiplicando y exigen una rápida respuesta por parte de las autoridades policiales y judiciales", afirmó Bedin de Azevedo.
"No hay más espacio en nuestra sociedad para cazadores y otros practicantes de crímenes contra el medio ambiente. Defender la Reserva Biológica de Tinguá es defender la vida porque allí nace el agua que abastece a cerca de cuatro millones de personas en Río de Janeiro", agregó.
Ribeiro Filho recibió un tiro de escopeta en la nuca a pocos metros de su residencia y en la carretera que conduce a la reserva ecológica que ayudó a crear y por la que dio la vida.
La Reserva Biológica de Tinguá, ubicada a unos 70 kilómetros de Río de Janeiro y en la jurisdicción de Nova Iguazú, uno de los municipios que forman parte del área metropolitana de esta ciudad, fue creada en mayo de 1989 para preservar áreas sobrevivientes del llamado Bosque Atlántico.
El Ibama, que considera el área protegida de vital importancia debido a que en ella se ubican importantes fuentes de agua, desde hace años lucha contra cazadores, explotadores de palmito e invasores que han creado hasta piscinas artificiales dentro de la reserva.
El secretario de Seguridad Pública del estado de Río de Janeiro, Marcelo Itagiba, afirmó que ha ordenado una investigación rigurosa y una rápida acción para impedir la fuga de los homicidas.
La dirección de la Policía Federal en Río de Janeiro informó de que, por tratarse de un crimen vinculado con la protección ambiental, colaborará con las investigaciones e informará directamente al Gobierno sobre todas las acciones de la policía regional para identificar a los autores.
El asesinato de la misionera brasileña y de líderes sindicales en la Amazonía convirtió a Brasil en blanco de las críticas de organizaciones ecologistas internacionales, que acusan a las autoridades de inhibirse en la lucha contra madereros y hacendados que destruyen la selva.
Pese a ello, el presidente Luiz Inácio Lula da Silva afirmó el lunes que la muerte de la religiosa fue una reacción de madereros a las medidas del Gobierno para impedir la explotación ilegal de la Amazonía.