Es una mujer de 72 años la segunda víctima de una ofensiva guerrillera
EFE
NEIVA, COLOMBIA.- La guerrilla de las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC) asesinó a una mujer de 72 años, en el segundo crimen en una semana cometido contra septuagenarios que mantenía cautivos, informaron ayer fuentes oficiales.
El cadáver de Ligia Calderón de Solano, de 72 años, a quien las FARC mantenían secuestrada en el departamento del Huila (suroeste), fue encontrado el viernes en la zona rural del municipio de Baraya (350 kilómetros al suroeste de Bogotá).
El cadáver presentaba dos impactos de bala, incluido un tiro de gracia, según informó el general Miguel Pérez, comandante del Ejército en el Huila.
Este es el segundo asesinato de un septuagenario por las FARC en una semana cuando el diez de abril un hombre secuestrado, también de 72 años, fue asesinado en Urrao, 500 kilómetros al noroeste de Bogotá, así como dos jóvenes bomberos que iban a retirar el cadáver.
Según los exámenes, el crimen de la mujer se cometió 48 horas antes del hallazgo del cuerpo, que fue trasladado en un helicóptero a Neiva, capital del Huila y reconocido allí por sus familiares.
La víctima fue secuestrada el pasado martes en Baraya por el frente número 17 de las FARC, al parecer porque las intensas operaciones militares les impedían sacar de la zona a la secuestrada y temían que el Ejército la rescatara, dijo el general Pérez.
Entretanto, miembros de la familia de la mujer recordaron que siempre les manifestó que si la secuestraban preferiría morir antes que pagar dinero.
La mujer asesinada fue esposa de Hernando Solano Salas, un destacado empresario de la región que también fue secuestrado por las FARC en 2000 y estuvo cautivo siete meses.
Uno de sus hijos, Mario Solano, fue gerente de la Caja Nacional de Previsión (Cajanal, estatal).
La facción que cometió el crimen, dirigida por un bandolero conocido como “Rigo”, ha realizado numerosos secuestros de comerciantes, ganaderos y agricultores de la zona y también extorsiona a los habitantes, a quienes exige presentarse personalmente en su guarida.