Guatemala, (EFE).- Los profesores del instituto estatal Rafael Aqueche, de la capital guatemalteca, dijeron que temen ser víctimas de los alumnos que integran las pandillas juveniles conocidas como maras.
El temor de los maestros se incrementó luego de que una maestra de ese establecimiento fuera asesinada, supuestamente, por uno de sus estudiantes, quien según la Policía Nacional Civil (PNC) cometió el crimen disgustado por una calificación.
La maestra, Hilda Zulema Castañeda, de 48 años, quien impartía clases de ciencias naturales, recibió dos disparos de escopeta en la espalda en el interior de un estacionamiento cercano a ese instituto.
Un muchacho de 15 años de edad, supuestamente integrante de una mara, fue capturado por agentes de la PCN y puesto a disposición de un tribunal de menores, como principal sospechoso del asesinato.
La directora del instituto, Eva de Ramírez, denunció a periodistas que en su despacho han sido recibidas llamadas telefónicas en las cuales amenazan de muerte a los profesores de ese centro educativo.
De Ramírez también denunció que decenas de integrantes de pandillas juveniles se han dedicado, desde hace varios meses, a hostigar a los profesores y a alumnos de ese instituto que no pertenecen a las maras.
Sin embargo, explicó que el joven detenido por las fuerzas de seguridad no era alumno de la víctima y dijo creer en su inocencia debido a que existe el testimonio de una persona que presenció el crimen, el cual exculpa al capturado.
Por aparte, la ministra guatemalteca de Educación, María del Carmen de Aceña, al lamentar el asesinato de Castañeda, ofreció intervenir ante las autoridades Gobernación (Interior) para que brinden seguridad a los maestros y alumnos de ese establecimiento.
El Rafael Aqueche es uno de los principales institutos públicos de la capital guatemalteca, reconocido por su calidad educativa y por la beligerancia que tuvieron sus estudiantes en las luchas populares durante la pasada guerra interna de 36 años que vivió Guatemala entre 1960 y 1996.
Actualmente tiene matriculados a unos mil 500 jóvenes de ambos sexos, varios de los cuales, supuestamente, son integrantes de las temidas maras.