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BAGDAD, IRAK.- Un ataque suicida contra un autobús que transportaba a integrantes de la Guardia Nacional iraquí mató el domingo a 26 personas, en el peor ataque de este tipo en casi cuatro meses contra los iraquíes que cooperan con las fuerzas estadounidenses para garantizar las elecciones del 30 de enero.
Dos hombres hicieron estallar su vehículo cargado con explosivos a las afueras de una base militar estadounidense cerca de la ciudad de Balad, al norte de Bagdad.
Horas después, un grupo de insurgentes mató a tres policías en una patrulla cerca de la vecina Samarra, y mató de un disparo a un miembro del ayuntamiento, al igual que a su conductor y a su guardaespaldas.
Los ataques en la zona sunita, en donde todavía hay un fuerte respaldo al depuesto presidente Saddam Hussein, son los más recientes contra las fuerzas iraquíes de seguridad, en una violenta campaña para alejar a los votantes de las urnas.
Un agente de la Guardia Nacional dijo que un coche bomba mató a 25 soldados que se dirigían a sus puestos de trabajo. Los familiares lloraron sobre los cadáveres de los fallecidos en una mezquita local. “Mi hijo, mi hijo”, sollozaba un hombre mientras tocaba un ataúd de madera. Un civil que pasaba por la zona también murió a causa de la explosión.
Las autoridades estadounidenses e iraquíes marcaron el Año Nuevo con advertencias sobre un incremento de los atentados preelectorales por parte de insurgentes que tratan de expulsar a las fuerzas de ocupación de Estados Unidos y derrocar al Gobierno iraquí respaldado por los norteamericanos.
“Los responsables por este ataque (...) están tratando de impedir la democracia en Irak”, dijo el mayor Neal O’Brien, portavoz militar estadounidense en Tikrit. “Pero no tendrán éxito”.
Este fue el peor ataque suicida contra los servicios iraquíes de seguridad desde mediados de septiembre, cuando al menos 47 personas murieron a las afueras de una estación de Policía en Bagdad.