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SAO PABLO, BRASIL.- El Senado de Brasil aprobó ayer auditar los gastos con tarjetas de crédito oficiales del presidente brasileño Luiz Inácio Lula da Silva, su esposa Marisa Leticia, y del resto de servidores públicos que tienen ese privilegio.
La iniciativa del Tribunal de Cuentas de la Unión (TCU) fue aprobada por el presidente del Senado, Renán Calheiros, luego de descubrirse un exceso de gastos en este tipo de tarjetas, que sumaron 1.6 millones de dólares en 2005.
La auditoría, que según el TCU tiene como objetivo ?verificar la regularidad de los gastos? con las tarjetas de crédito de todos los poderes del Estado y comenzará con las de la Presidencia brasileña.
El 54 por ciento de los gastos, de acuerdo con el comunicado del TCU, corresponde a despensas de la Secretaría de Administración de la Presidencia y de la Agencia Brasileña de Inteligencia (Abim). Hace dos semanas, la propia Abim -ahora cuestionada-, junto al Gabinete de Seguridad Institucional y la Policía Federal (PF), realizaron una revisión de las tarjetas de crédito de Lula y su familia ?sin encontrar anomalías?, de acuerdo con el reporte.
La investigación surgió por acusaciones contra Lula sobre un supuesto crédito de 12 mil 500 dólares de una caja paralela del gobernante Partido de los Trabajadores (PT), que operaba sin declarar al fisco, y por los negocios de su hijo con una empresa telefónica.
La medida fue presionada por la Oposición, en momentos en que el Partido de los Trabajadores afronta severas denuncias de corrupción, acusado de pedir ?propinas? en empresas estatales y luego trasladar el dinero en mesadas a políticos aliados en el Congreso.
Las tarjetas de crédito corporativas fueron instauradas en 1998 para agilizar pagos de representación, pero desde 2002, último año de la anterior administración y periodo del actual mandato, los gastos de su utilización fueron ?considerables?, indicó el TCU.
Oposición ?envenena? crisis: Lula
El presidente brasileño, Luiz Inácio Lula da Silva, afirmó ayer que la Oposición ?envenena? la crisis desatada en Brasil por los escándalos de corrupción con fines puramente electorales y que su prioridad no es la reelección.
?Las cosas se ponen mucho más graves cuando se coloca veneno en la crisis, pero es inaceptable que con el pretexto de las elecciones del año próximo se actúe de forma tan irresponsable?, declaró ayer el presidente en un acto público celebrado en Brasilia.
Las denuncias de corrupción, que en su enorme mayoría proviene de aliados al Gobierno y al Partido de los Trabajadores (PT), estalló hace más de tres meses y mantiene al Ejecutivo a la defensiva desde entonces.
Esta semana, por primera vez desde que Lula llegó al poder, en enero de 2003, una encuesta de opinión señala que ha dejado de ser favorito para las elecciones presidenciales de octubre del año próximo.
Un sondeo del instituto Ibope señala que Lula perdería las elecciones ante el socialdemócrata José Serra, alcalde de Sao Paulo y a quien derrotó en 2002.
Según el mandatario brasileño, la Oposición se vale de la crisis y la lleva al terreno electoral, cuando su prioridad ?nunca ha sido la reelección, sino gobernar al país?.
?Cuatro años son una eternidad para la Oposición y un minuto para quien está en el Gobierno?, afirmó.
Lula dijo que le ?incomoda? que la Oposición intente arrastrar al Gobierno en la crisis, cuando él ha reiterado una y otra vez que ?no quedará piedra sobre piedra en las investigaciones?.
