Cada vez más funcionarios del Gobierno interino iraquí están pidiendo la postergación de las elecciones del 30 de enero por temor a que una abstención de los suníes despoje a los comicios de legitimidad, lo que parece indicar que la campaña de violencia de los insurgentes está surtiendo efecto.
Sin embargo, la comisión electoral insistió que la consulta popular será efectuada en la fecha prevista.
Varios clérigos sunís han pedido el boicot y el mayor partido político suní anunció que se retiraba de la consulta ante la falta de seguridad de las últimas semanas.
Últimamente fueron planteadas varias propuestas para compensar la posibilidad de una escasa participación suní en las elecciones, las primeras desde la monarquía de 1958. Los iraquíes elegirán una asamblea legislativa que redactará la constitución.
